Nueva York (Reuters).-Una de las prisiones más famosas de Estados Unidos, Sing Sing, podría servir para algo más que para encerrar a los criminales más peligrosos, dijeron funcionarios locales.
La institución que presenció la ejecución de Julius y Ethel Rosenberg por espionaje en 1953 podría convertirse en una lucrativa atracción turística, según funcionarios del condado de Westchester en Nueva York.
Los funcionarios están solicitando la ayuda estatal para financiar la construcción de un museo en la prisión, que estaría conectado con un túnel con una celda original en desuso, fuera de uso en la actualidad, dijo el lunes el comisionado de planificación del Condado de Westchester, Jerry Mulligan.
Los estudios muestran que un museo en el Centro Correccional Sing Sing podría atraer a 150.00 visitantes cada año, afirmó, con un desembolso inicial cercano a los cinco millones de dólares.
"Es un poquito extraño, pero es eso lo que fascina a la gente", dijo Mulligan.
La oscura e imponente prisión, que ahora acoge a mil 745 presos, está situada junto al Río Hudson en Ossining, unos 50 kilómetros al norte de la ciudad de Nueva York.
La expresión "río arriba" se refiere a ser enviado al norte hacia Sing Sing desde Nueva York. En el interior, los muros de piedra y los oscuros vestíbulos la convirtieron en un popular escenario para las películas de cárceles, como por ejemplo en 1938 "Angeles con las caras sucias", con James Cagney.
El ladrón de bancos Willie Sutton escapó de allí en 1932.
Cientos de presos fueron ejecutados en la silla eléctrica llamada "Old Sparky", incluidos los Rosenbergs.
Los presos construyeron la prisión original en 1825 y podrían participar en la creación del museo, dijo Mulligan. Sin embargo, la mayoría de la población reclusa es mantenida en régimen de máxima seguridad.
Convertir la prisión en una atracción turística podría ser un cambio notable de los días en que el pueblo cercano a la cárcel se cambió el nombre, de Sing Sing a Ossining, para desvincularse de la prisión.
"Podría ser la Alcatraz del este", dijo Mulligan, refiriéndose al museo de la prisión de California, actualmente en desuso. "Podría provocar una inmensa ola de turismo", añadió.