La leche debe ser el único alimento del bebe en el primer semestre de vida, en especial, si sus padres o hermanos sufrieron alergias.
En los últimos años hay cosas que han cambiado en lo referente a la alimentación de los recién nacidos, por ejemplo, ya no hay médico que recomiende que les den probadas de huevo o jugo de naranja, pues suelen desatar una reacción alérgica. Pero, una cosa que se mantiene como primordial es la dieta del bebé a base de leche materna, que le protege de muchas enfermedades, incluso de alergias.
La doctora María del Rosario Velasco Lavín explica que la lactancia materna es la mejor manera de proteger a un bebé contra la alergia ocasionada por las proteínas de la leche de vaca, "una de las causas cada vez más frecuentes de diarrea crónica en los primeros meses de vida y la cual también se asocia al desarrollo de una mayor susceptibilidad a sufrir rinitis alérgica y asma".
Se trata de poner un dique al ataque de males que llegan a ser letales para el recién nacido, pues con mantener lejos este tipo de alergia se impide que el niño sufra desnutrición, pues la leche es su único alimento en esta etapa, y que se deterioren sus capacidades motoras y cognoscitivas.
La especialista advierte que el seno materno debe ser el único alimento del bebé en el primer semestre de su vida, en especial, si los padres sufrieran alergias, ya que este antecedente indica que es más vulnerable a un problema de este tipo.
Es esencial, destaca, que no se incluya al pequeño en la dieta familiar, sino hasta después del primer año de edad, además de que no debe comer alimentos condimentados, porque existen algunos que son potencialmente alergénicos, entre ellos pescado, mariscos y los frutos secos.
La amenaza
De acuerdo con la doctora Velasco Lavín, jefa del Servicio de Gastroenterología Pediátrica del Hospital General del Centro Médico Nacional "La Raza" del IMSS, los primeros meses de vida, sobre todo si se alimenta con seno materno, el niño puede tener hasta ocho pequeñas evacuaciones diarias, pero esto no implica que tenga diarrea crónica, porque no tiene problemas en su crecimiento, su peso y su estado general de salud. Para diagnosticar un cuadro de diarrea crónica por alergia a las proteínas de la leche de vaca, hay que descartar que se trate de una infección gastrointestinal o de las vías urinarias, o una parasitosis.
En los dos primeros años, un niño puede tener hasta tres cuadros diarreicos al año, pero nunca debe afectarse su desarrollo. Si éstos se dan cada mes o dos meses, y si las evacuaciones van acompañadas de sangre y moco, o si el pequeño se queja todo el tiempo y no come bien, entonces debe sospecharse de la presencia de una alergia o de una enfermedad infecciosa.