ADIÓS A UN BUEN AMIGO
En esta semana la muerte sorprendió a Bernardo González Nogueira, con un infarto fulminante que no dio oportunidad de realizar nada por él, lo que creo que puede ser una muerte apropiada para un hombre íntegro, amable, afectuoso, en cuanto a que fue tan rápida que, aparentemente, no sufrió ni tan siquiera el pensamiento de que se moría y dejaba a su familia sin su amorosa presencia.
Bernardo fue un excelente amigo para nuestra familia, compañero de estudios de uno de mis hermanos, siempre un caballero y alguien con quien podía uno platicar de épocas, situaciones y personajes de nuestra región ya pasados, que se van perdiendo con la modernidad y el constante flujo a La Laguna de gente nueva con quien uno generalmente no tiene contacto, y si lo tiene es muy escaso. Él siempre estaba ahí para recordarnos que todavía existen conocidos, que todavía existen personas que vivieron nuestra época y que Torreón seguía siendo maravilloso y cálido como hace 40 años.
Contaba con una gran virtud: siempre parecía no vivir con prisas. Se detenía a conversar de muchos temas y parecía conocerte, no sólo a ti, sino a toda tu familia, el vecindario donde vivías, los niños con quienes jugabas de chico y las amistades de la adolescencia. Por todo eso, era un placer platicar con él del Torreón de antes y también, por qué no, del Torreón de ahora.
Bernardo, te vamos a extrañar; vamos a extrañar las conversaciones sobre teatro, libros, cine y espectáculos y, desde esta columna, envío a Blanca Alicia y a tus hijos un fuerte abrazo de condolencia, deseándoles fortaleza ante esta gran pérdida.
Descanse en paz.