En días pasados escuché en un medio de comunicación una entrevista que le hacían a un sacerdote católico acerca de que si todo lo que estaba sucediendo en el mundo implicaba un ?castigo divino?, señalando que se acercaba el fin del mundo. El sacerdote, atinadamente, dijo que no era así, y proporcionó una muy acertada serie de argumentos que quiero señalar aquí porque me parecieron importantes.
Es muy cierto que ha habido una serie de acontecimientos que nos hacen meditar sobre ¿qué es lo que pasa en el mundo? Abre uno el periódico, cualquier día, y leemos noticias terribles: causa sismo en Asia hasta 30 mil muertos; mujer se inmola en Tayikistán con fines terroristas, se le encontró un artefacto explosivo en el bolso; evacuan la Torre Eiffel por amenaza de bomba; afecta grave sequía a Somalia; intensos aguaceros en Cuba, evacuaron 15 mil personas; confisca policía 20 kilos de heroína en Colombia; secuestran rehenes en Colombia; aumento desmesurado de basura en Italia, se recolectaron 30 millones de toneladas en 2004; microbios que manejan el mundo, estiman que hay un millón de bacterias y diez millones de virus por milímetro de agua oceánica y un billón de bacterias por gramo de sedimento que son propicios para la atmósfera, pero que si sufren cambios nos afectarán; prevén calentamiento global de cuatro grados, con repercusiones negativas en el clima; se teme una pandemia de gripe aviar. Todo esto en tan sólo cuatro páginas de un medio de comunicación.
El sacerdote decía que toda la problemática que sufre el ser humano es consecuencia de sus acciones, y sí es cierto. Por ejemplo: los ataques terroristas, las guerras por poder, la proliferación del narcotráfico, los desechos de basura, las epidemias y pandemias, el sobrecalentamiento global que las autoridades consideran que es problema generado por los humanos porque están teniendo una influencia grande y sin precedente en el clima y el aprovisionamiento de combustible, etc., no son sino la conducta arbitraria e inconsciente de todos nosotros.
En cuanto a los fenómenos atmosféricos, además de que las acciones humanas causan daño al ozono y contaminan los océanos originando cambios climáticos negativos, las personas más afectadas por huracanes, sismos, tifones, lluvias torrenciales, etc., son las que viven en las periferias en asentamientos inapropiados y riesgosos y que no cuentan con casas bien cimentadas o de material adecuado, y eso es culpa de los gobiernos que así lo permiten, ya sea por negligencia o inconsciencia, además de que esos asentamientos se deben a la pobreza extrema de esos mexicanos; pobreza que los malos gobiernos, por décadas, han fomentado, generando la miseria y los riesgos que los han conducido hasta la muerte.
Claro que todos, de alguna manera, somos culpables porque cerramos los ojos ante las necesidades de los demás, pero el gobierno es quien maneja los recursos y quien tiene el deber civil y moral de mejorar las condiciones de vida del país, y no gastar el dinero en su propio beneficio.