Existen las necesidades fisiológicas básicas, como lo sería el tener lo suficiente para alimentarse, pero también el hombre posee algunas necesidades psicológicas fundamentales, las cuales expresa a través de las normas sociales de su cultura. Por ejemplo, requiere: seguridad, responder a otros mediante el intercambio de amor y de estimación, aceptarse a sí mismo, buscar nuevas experiencias y ser aceptado y aprobado por aquéllos con quienes convive y, por ello, la satisfacción de lo anterior es esencial para el desarrollo saludable del individuo. Se ha descubierto que la frustración de los motivos psicológicos en el hombre da como resultado trastornos emocionales e, inclusive, enfermedades corporales. Los motivos de logro, deferencia, orden, exhibición, autonomía, perseverancia, etc., deben ser obtenidos para que el hombre sea feliz.
La mayoría de las personas pasan la mitad de su vida trabajando y por eso las autoridades laborales se percatan cada vez más de la complejidad de las necesidades y de los deseos de los trabajadores. Anteriormente se pensaba que el individuo trabajaba únicamente para obtener una remuneración económica, pero ahora se sabe que las necesidades de los trabajadores están organizadas en una serie de niveles, y al ver resueltos sus requisitos materiales, busca desarrollar más plenamente su personalidad y esto lo puede lograr a través del tipo de trabajo que desempeña y las condiciones en que lo hace, así como sus posibilidades de ascensos.
Algunos empresarios estudian a fondo la motivación laboral y han descubierto que los factores que satisfacen la superación del individuo como ser humano en ocasiones son más importantes que las condiciones físicas del trabajo o la compensación en dinero. Los buenos salarios y las adecuadas condiciones para laborar no carecen de importancia, pero el trabajador sabe que esto forma parte de su contrato y por eso busca la aprobación y el reconocimiento a su desempeño para no sentirse como una máquina más de la empresa.
