?Uno de los problemas es, que si uno le dice a las personas no entrenadas, ?ahí viene el tsunami?, casi la mayoría irían a la playa para ver cómo son los tsunamis?, esto lo comentó Phil Mcfadden, científico de Geoscience Australia, agencia que monitorea los terremotos, sobre las dificultades en establecer estrategias para avisar sobre estos peligros de la naturaleza a las personas en riesgo; pero en lo particular, considero que la triste realidad es que no existe nada que pueda prevenir el que sucedan, y esto es lo más dramático porque nadie tiene la capacidad para detenerlos.
Comentaba el arquitecto Ekasak Thongthasawes, constructor de una laguna artificial en Tailandia, ?Trabajamos ocho meses, dos turnos por día, tres mil trabajadores, y todo se perdió en cinco minutos?... y yo me hago estas consideraciones: Se requieren millones de años de antecedentes genéticos de ancestros para que un ser humano tenga la oportunidad de venir al mundo, ¡y en cinco minutos se perdieron 240 mil vidas!... Y el número sigue aumentando, porque éstas son las reportadas, pero hay la posibilidad de que existan casos en que la familia entera falleció y no hay quién pregunte por sus seres queridos.
El desplazamiento que tienen las personas actualmente ocasionó que la tragedia causara aflicción en el mundo entero. Tanzania, Kenya, Somalia, Islas Mal vidas, Sri Lanka, Indonesia, Malasia, Tailandia, Burma, Bangladesh e India fueron los países afectados, pero en lo que toca a las personas fallecidas, afectó también a la mitad de los países del planeta, porque entre los muertos se encontraban ciudadanos de diversas naciones que estaban vacacionando en las playas del desastre; además de los extranjeros que, por cualquier motivo, vivían en el área.
Una tragedia de tal magnitud nos conduce a una profunda reflexión acerca de lo indefenso que estamos ante las fuerzas de la naturaleza. Nos podemos sentir superpoderosos, superinteligentes, superricos, súper, súper, súper..., pero, la realidad nos dice lo contrario: sólo somos seres humanos desvalidos.
Ayudemos a nuestros hermanos en desgracia... nos puede suceder a cualquiera.