El proyecto de la bomba atómica se inició en 1939, cuando el científico Albert Einstein alertó al Presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt que Alemania estaba tratando de desarrollar armas atómicas a partir de un isótopo de uranio, el U-235; dándose inicio al programa nuclear de aquel país, por el temor de que Alemania pudiera ser la primera potencia atómica del mundo.
Cuando el seis de agosto de 1945 los Estados Unidos detonaron la bomba atómica sobre Hiroshima, la noticia apareció en los periódicos y la radiaron. Eran los únicos medios de comunicación en La Laguna en ese entonces y no había la difusión tan extensa como actualmente; lo que aunado a mi corta edad, no significó algo impactante o significativo para mi niñez, pero sí recuerdo que lo comentaron en mi casa. Sin embargo, en el año de 1995 cuando hice un viaje al Smithsoniano de la ciudad de Washington, y tuve la oportunidad de presenciar una exhibición conmemorando los 50 años de dicho acontecimiento en el Museo Nacional del Aire y el Espacio, dicha visita me proporcionó una explicación más comprensible de lo que pasó ese día, y eso me sacudió significativamente.
En el Museo del Aire, tenían adaptado un amplio espacio en donde se encontraba el auténtico avión B-29 ?Enola Gay? que transportaba la bomba; una copia exacta de la bomba atómica; toda una exhibición de las noticias periodísticas de ese día; todos los programas de radio que se originaron, a los cuales se podían acceder con tan sólo oprimir botones; las fotos de los tripulantes, antes y después del lanzamiento; las reacciones que surgieron en los diferentes países; los comentarios en su momento de quienes tripularon el avión: el piloto, el co-piloto, el operador de radio, el comandante del vuelo, el operador del radar, el ingeniero de vuelo y su asistente y, quienes soltaron la bomba, la cual no tocó el suelo, porque fue detonada a mil 900 pies de altura sobre Hiroshima.
Como Japón, a pesar de ese bombardeo, no se rendía, el día nueve de agosto de 1945 fue lanzada otra sobre Nagasaki, originando que finalmente ese país asiático capitulara. Curiosamente, el blanco para la segunda bomba era la ciudad de Kokura, pero como no la pudieron localizar porque el área estaba llena de nubes, se dirigieron a Nagasaki, y aunque también estaba muy nublado, después de una hora pudieron ubicar el objetivo y lanzar la mortal carga en esta última ciudad.
La bomba sobre Hiroshima fue lanzada a las 8:15:47 a.m. y 43 segundos más tarde la mayor parte de esa ciudad había desaparecido, estimándose que murieron inmediatamente 66 mil personas y 140 mil sobrevivieron, de las cuales miles murieron después por efectos de la radiación. A las personas que padecieron el bombardeo se les llama en japonés hibakusha: ?sobrevivientes del día que se tornó negro?. Aproximadamente unas 85 mil personas que vivían en Hiroshima al ocurrir el bombardeo continúan con vida y año con año conmemoran esa fecha. Mi hijo Isidro trabajaba en una empresa automotriz y estuvo asignado tres meses en esa ciudad y a su regreso me mostró un video del museo que se encuentra en el Parque Memorial por la Paz, en donde se exhiben fotografías y testimonios de los sobrevivientes japoneses, comentándome que lo que vio ahí era muy conmovedor y difícil de describir. Las tomas del video así lo atestiguaban.
Ahora que se cumplen 60 años de dicho bombardeo, pienso que la moneda siempre tiene dos caras: la de los ?triunfadores?, y la de los ?caídos?. Ambas, ténganlo por seguro, son lamentables... Ojalá y nunca se tenga que repetir algo semejante.
