Waris Dirie nació en Somalia, África, y creció en el seno de una familia típica de la tribu nómada Daaredood hace 40 años, en un ambiente paupérrimo en el que cuidaba cabras y correteaba camellos, pero, al fin niña, era alegre y feliz. A la edad de cinco años, una anciana le mutiló el clítoris con una navaja oxidada y luego le cosió las heridas con una tripa de gato y espinas. Ella escribió años después en su libro autobiográfico Amanecer en el Desierto: ?Sentí que me estaban desollando, escuchaba la cuchilla cortándome la piel. La sensación era indescriptible. La piedra estaba empapada de sangre, como si se hubiera sacrificado a un animal?. Agregó que la anciana que le practicó el ritual le suturó las heridas tan estrechamente que le dejó una abertura del tamaño de la cabeza de un cerillo, asegurándole la virginidad para cualquier futuro esposo, pero, esto le causaba un dolor desgarrador cuando iba al baño.
La infibulación, que es la mutilación genital femenina, es una práctica llevada a cabo por una interpretación del Corán, libro sagrado de los musulmanes, que favorece al varón y por la que han pasado 140 millones de mujeres en el mundo, y en el 2002 se calculó que existía un promedio de dos millones al año y seis mil al día de niñas con ese riesgo, lo que naturalmente a la fecha ha aumentado.
Waris (cuyo nombre significa ?flor del desierto?), sufrió otro atropello a su integridad. Al cumplir 12 años de edad su padre hizo arreglos de matrimonio entre ella y un anciano de 60 años en un intercambio por cinco camellos. Ella logró escapar antes de la boda y huyendo llegó a Londres, donde empezó a trabajar de forma ilegal en un restaurante de comida rápida. Ahí fue descubierta por un fotógrafo profesional y designada para posar en un calendario y posteriormente llegó a ser la imagen internacional de los productos Revlon. Asimismo participó en el reparto de la película de James Bond Su Nombre es Peligro en 1987.
En la actualidad es una ?topmodel? internacional, adquirió la ciudadanía austriaca y vive en la ciudad de New York. Sin embargo, su éxito profesional no la ha apartado de lo que ella considera su principal misión: abolir la infibulación en las niñas de su país. En 1997 dejó las pasarelas para encabezar en la ONU una campaña en contra de las injusticias que todos los días se realizan en las mujeres de 30 países en África y algunas regiones de Asia. Se calcula que solamente en Somalia nueve de cada diez niñas son sometidas a este ritual; dos de ellas mueren desangradas o por infecciones, y la mayoría sufren dolores y molestias de por vida. En el 2004 recibió en Hamburgo la presea World Social Award por su trabajo humanitario.
Ella manifiesta en su libro autobiográfico: ?Ruego todas las noches por terminar con esto y hasta que no complete mi misión no estaré tranquila. Necesitamos lograrlo, porque ninguna mujer merece ser mutilada como un animal?.
Y yo me pregunto: En un mundo en donde sigue prevaleciendo la figura predominante del varón y en donde gobiernos africanos y asiáticos han regresado a prácticas ancestrales aboliendo la modernidad que se había logrado adquirir... ¿podrá Waris Dirie obtener lo que desea?... Sólo el Todopoderoso lo sabe.
