Acaban de exhibir por televisión de cable una hermosa película: El León en Invierno, nueva versión de una de igual título, filmada hace décadas y actuada de forma magistral por Peter O?Toole y Katherine Hepburn, pero, la actual con Gleen Close también es excelente, a pesar de la carga del compromiso tan grande de hacer un buen papel, por aquello de las comparaciones; pero, aquí la excepción hizo la regla que señala que ?nunca segundas partes fueron buenas?.
Es un episodio alrededor de la relación tormentosa que tuvieron como pareja Enrique II, rey de Inglaterra y su esposa Leonor de Aquitania, así como sobre la lucha para heredar el trono de los hijos de ambos: Ricardo (que reinó después como Ricardo Corazón de León), Geoffrey y Juan (quien fue llamado Juan Sin Tierra y que también ocupó el trono de Inglaterra después de Ricardo).
Al estar disfrutando de esta magnífica película, tanto por las actuaciones, como las locaciones, vestuario (la trama se desarrolla en la Inglaterra del año de 1183), música, etc., pensaba en la maravilla de los documentos históricos, las pinturas y los grabados de la época, que nos permiten, después de casi mil años, ubicarnos en la historia y disfrutar los acontecimientos pasados en el entorno en que se llevaron a cabo.
Pienso que este interés de los directores, productores, actores, etc., por realizar este tipo de películas tiene mucho qué ver con el hábito que han de haber tenido en su vida por la lectura. La lectura abre un panorama increíble para las posibilidades de lo que se va a realizar a futuro, no sólo en el arte escénico, sino en el arte de vivir.
