Me acabo de enterar que un colegio del sistema educativo privado regresó a su casa a una alumna que acudió a la escuela con una blusa que le llegaba arriba de la cintura y un pantalón a las caderas, ocasionando, al parecer, el disgusto de los familiares de la chica quienes no tenían ningún inconveniente de que ella mostrara el ombligo.
Desde aquí envío una felicitación a la escuela en cuestión, porque no está bien que las alumnas asistan a clases como si fueran a un antro; y una mueca de asombro para los familiares por no enseñar a su hija que la escuela es un centro del saber y no un lugar para exhibirse. Argumentarán que cada quien es dueño de hacer lo que le venga en gana; y sí es cierto, pero luego no se asusten si algo les pasa a sus hijas, porque aunque nada, y dije nada, justifica las violaciones, no hay que ponerse en el “tocadero”.
Con esta conducta se fundamenta que los padres de familia deben acudir a recibir educación sobre la sexualidad en la adolescencia, porque lo más probable es que no tengan ninguna información al respecto; y como un simple anticipo, debo decirles que en esa etapa de la vida la sexualidad es una parte importante de su desarrollo, y si con vestimenta adecuada los chicos no dan una en las clases, ¡imagínense!… si las chicas van enseñando ombligo de seguro que menos atención van a poner al maestro, además de que actualmente constituyen un problema los embarazos en las adolescentes como para “echarle más leña al fuego”.
Me parezco a la “señora moralina”, pero créanme, si no tienen información al respecto, infórmense sobre la sexualidad de sus hijos. No se asombren si le faltan el respeto a sus hijas o no las toman en serio para un noviazgo, porque con esa vestimenta a eso se exponen. Además, si esto no se frena, más adelante acudirán en bikini de hilo dental, o en tanga, porque como suelen decir los adolescentes para justificar lo inadecuado: “¡pero, si todo mundo lo hace!”...
Por favor, padres de familia pónganse las pilas y enseñen a sus hijas a vestirse de acuerdo al lugar al que están acudiendo; la escuela es la escuela, y los antros son los antros.