De acuerdo a estadísticas al respecto, el número de matrimonios va a la baja y los divorcios van a la alza. Por ejemplo, tan sólo en Ciudad Juárez en el 2003 se registraron 5,144 matrimonios contra 4,817 en el 2004. En cuanto a los divorcios, en 2003 se registraron 1,235 y en el 2004, hubo 1,411.
Al parecer desde 1980 los matrimonios han ido decreciendo y los divorcios aumentando, a lo que se agrega que en igual período se retrasan cada vez más las edades para casarse. Sin embargo, los índices de población siguen subiendo, lo que significa que existen muchos hijos concebidos fuera del matrimonio; y tal vez por ello se tomó la determinación de acabar con la diferenciación de hijos legítimos e ilegítimos, sometiendo a todos al mismo régimen legal.
El hecho de que la institución de la familia esté desapareciendo, ha ocasionado que los índices de delincuencia, drogadicción, prostitución, baja escolaridad, ?niños de la calle?, etc., hayan aumentado cuantitativa y cualitativamente y que la iniciación en estos rubros sea cada vez más temprana. ¿Recuerdan que en días pasados encontraron dos niñas de escasos tres y cuatro años deambulando por el centro de la ciudad a altas horas de la noche porque su mamá las dejaba al cuidado de otra menor para irse a trabajar? Por eso, la familia, como una institución regida por leyes y compromisos, es necesario que continúe prevaleciendo, como la ?célula? de una sociedad sana.
Ahora bien?, ¿por qué tanto ?rollo??... Lo que sucede es que en días pasados asistí a una boda civil y religiosa, que llena todas las expectativas: una pareja enamorada que empieza el recorrido con su economía planeada, acompañada en estas ceremonias con sus familiares y amigos que los estiman y les expresan sus mejores deseos. Ella se veía hermosa y él muy apuesto (como deben ser los novios); y ambos muy satisfechos por iniciar una vida de una manera, no tan sólo feliz por estar juntos, sino también inteligente por hacer las cosas ?como Dios manda?. En este caso las posibilidades de éxito son muy altas. ¡Felicidades Jesús y Gloria!
Hacía tiempo que no asistía a boda alguna, y sucedió una cosa ?chusca?, que yo no había presenciado en ninguna otra anteriormente, (tal vez ando un poco atrasada de noticias), pero que es muy significativa de los tiempos que se corren y el deseo de los varones de no querer comprometerse. Como en todas las bodas, se hicieron los rituales: el baile inicial de los novios, el intercambio con los papás, la partida del pastel, los brindis, ?La Víbora de la Mar?, el tirar el ramo para las chicas casaderas, que la mayoría se levantó para tratar de alcanzarlo (y que cayó en las manos de una tía viuda que estaba sentada plácidamente contemplando el suceso, la cual, curiosamente, tiene fama entre la familia y sus amistades que siempre gana en los juegos de azar en que participa); y el lanzamiento de la liga a los chicos casaderos, que al momento de hacerlo todos corrieron, pero? ¡en sentido contrario para que no les tocara!...
