A RÍO REVUELTO... GANANCIA DE PESCADORES
No sé si se enteraron de la fotografía que salió en los medios de comunicación en donde se muestra una señora con un bebé en los brazos con la leyenda de que era la reunión de una madre con su hijo extraviado.
Es una foto, aparte de hermosa, muy interesante, por lo que conlleva.
Resulta que al ocurrir el Tsunami el 26 de diciembre del año pasado, en la ciudad costera de Kalmunai, Sri Lanka, a Jenita Jeyarajah se le escapó de las manos su bebé de cuatro meses, Abilas, y estaba reportado como desaparecido. Ese niño fue encontrado y se le conocía con el nombre de ?Bebé 81?. Ocho parejas reclamaban su paternidad y hubo necesidad de practicarles el estudio de ADN para saber quiénes eran los verdaderos padres, resultando serlo la pareja de Murugupillai y Jenita Jeyarajah.
Probablemente las otras parejas pudieran ser también víctimas del Tsunami, pero el título de esta columna se debe a que, lamentablemente, en esa tragedia ha habido traficantes de niños que se quieren aprovechar del terrible suceso para medrar con la tragedia.
A los niños huérfanos por ese embate de la naturaleza se les conoce como ?La Generación del Tsunami?. Se encuentran en refugios esperando la llegada de sus padres, inclusive, aunque les tocó verlos ahogarse en el mar, dicen que sus papás se fueron al océano ?por un rato?, actitud que en psicología se le llama negación y que les permite no sufrir la pérdida de sus seres queridos.
Se habla, aproximadamente, de 35 mil niños en orfandad. Como la gran mayoría son realmente huérfanos, constituyen un problema importante y la solución sería la adopción; pero, existe el peligro de ser adoptados por gente con malas intenciones, como los traficantes de niños arriba mencionados. Algunas personas hasta preguntan si se les permite comprar alguno de ellos, como si fueran mercancía a la venta.
