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La huella de Federico García Lorca en Cuba, donde estuvo entre marzo y junio de 1930, y la impronta que la isla caribeña dejó en el poeta español, quedó plasmada en manuscritos, documentos y fotografías que han sido recopilados en el libro García Lorca y Cuba: Todas las aguas.
El libro es obra del investigador cubano Urbano Martínez Carmenate y ha sido editado por el Patronato Cultural Federico García Lorca de la Diputación de Granada.
En la obra se describe "la relación apasionante entre Lorca y Cuba, que se resumió en su frase ?si yo me pierdo, que me busquen en Andalucía o en Cuba", explicó hoy el director de la colección en la que se incluye el libro, Juan de Loxa.
Este volumen, que se presentará a mediados de enero, contribuye a despejar la incógnita sobre la estancia de Lorca en Santiago de Cuba, a la que dedicó su poema Iré a Santiago, ya que aporta material de hemerotecas cubanas y una fotografía suya tomada en el puerto de Boniato que así lo demuestran.
Según De Loxa, constituye "una buena guía para conocer el día a día de Lorca en Cuba, salvo cuando se perdía en La Habana y nadie sabía dónde estaba".
Todos los datos están contrastados con testimonios de amigos, recortes de prensa, notas del propio poeta y fotografías, a lo que se une un capítulo que recopila la influencia que tuvo Lorca en la intelectualidad cubana durante su estancia y tras su muerte, a través de lecturas poéticas y representaciones de sus obras.
El autor también se detiene en las vivencias de Lorca en la casa de los Loinaz, conocida como la casa encantada y donde vivían sus mejores amigos.
También recuerda sus amores en la isla y las experiencias que influyeron en su labor creadora, ya que en el número de abril-mayo de 1930 de la revista cubana Musicalia publicó por primera vez su poema Son, que escribió tras viajar a Matanzas.
En sus tres meses en Cuba, adonde acudió invitado por la Sociedad Hispano-Cubana, el poeta de Fuente Vaqueros ofreció conferencias, animó tertulias y alternó en los círculos de intelectuales cubanos en La Habana, con cuya gente se mezcló.
Además, visitó la ciudad suroriental de Cienfuegos, las localidades de Caimito y Caibarién, en el occidente y centro, respectivamente, y Santiago de Cuba.
Además de escribir su Son, terminó de corregir la última versión de La Zapatera Prodigiosa, trabajó en Así que Pasen Cinco Años, y concluyó la versión original de su obra El Público.