Más que el blandir tímidamente machetes en las marchas y plantones ante las sedes de las delegaciones de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación en varias entidades federativas y en la de esta misma en la Ciudad de México durante varios días, fue la advertencia que los dirigentes de la Unión Nacional de Productores de Caña de Azúcar de la Confederación Nacional Campesina, Daniel Pérez Valdés, y de la Confederación Nacional de Propietarios Rurales, Carlos Blackaller Ayala le hicieron al Gobierno Federal de que si el presidente Vicente Fox insistía en no publicar en el Diario Oficial de la Federación la Ley de Desarrollo Sustentable de la Caña de Azúcar -aprobada desde junio por el Congreso de la Unión- tres días antes de su quinto Informe, llevarían a cabo bloqueos de carreteras en los 15 estados cañeros del país, lo que definitivamente contribuyó a resolver un conflicto que amenazaba incendiar el campo mexicano ante la actitud de intransigencia asumida en los altos niveles de mando del país.
Casi a la media noche del pasado 11, el titular de la Sagarpa, Javier Usabiaga, tuvo que abandonar repentinamente el hospital en el que era atendido de un malestar en las piernas que padece de tiempo atrás, para acudir a su oficina y junto al subsecretario de Gobernación, Felipe González, como “aval” de que se cumplirá, suscribir el compromiso de que el próximo lunes el Ejecutivo Federal promulgue la Ley cañera y que en el próximo periodo de sesiones en las Cámaras de Diputados y Senadores, éstos le hagan las “modificaciones” necesarias que en realidad no lo serán porque todo se reducirá a que lo sean sólo de forma mas no de fondo ya que la legislación quedará tal y como ellos mismos la aprobaron hace dos meses.
Sin estudiar a fondo esa Ley y ante presiones de industriales y representantes de empresas refresqueras, funcionarios y “asesores” de Usabiaga lo malaconsejaron y éste al presidente Fox, para que no la promulgara hasta que se le hicieran “modificaciones” entre ellas bajar el precio de la caña de azúcar; proponer que los ingenios asumieran el control total de la producción y destruir las organizaciones cañeras, nacionales y estatales, que han representado las luchas históricas de los productores.
Los dirigentes de la UNPCA, afiliada a la Confederación Nacional Campesina que preside Heladio Ramírez López, y de la CNRP, concluyeron en que se pretendía solucionar la presencia cañera con una dádiva mediante la división de las zonas de abastecimiento para, a partir de ello, integrar las representaciones ante los Consejos de Fomento Productivo, quitándoles la verdadera representación y la facultad de conciliación de las diferencias económicas y técnicas entre ingenio y abastecedoras que hoy en día se resuelven en los Comités de Producción Cañera.
La advertencia de los dirigentes fue clara: o antes de su quinto informe el Ejecutivo promulga la Ley o los cañeros emprenden una movilización que incluiría no blandir machetes sino tomar las sedes de la Sagarpa y de todas sus delegaciones en los estados cañeros o incomunicar éstos, bloqueando carreteras.
Usabiaga tuvo que abandonar el hospital -¿cómo pretende ser candidato a gobernador de Guanajuato si enfrenta tantos males en las piernas?- para aceptar la exigencia de los cañeros que con ello le asestaron un sonoro revés al Gobierno foxista.
