Dejaré de lado por haberlo comentado con anterioridad, el cómo llegué a ser coordinador del comité de historia para los festejos del centenario de nuestra ciudad de Torreón y pasaré de lleno a darles mis impresiones acerca de lo que yo considero un ?mundillo aparte? donde viven los amantes de la historia, alejados de aquél en que vivimos? el resto de los mortales.
Cuando llegué al grupo, algo que llamó poderosamente mi atención, era la aversión que ahí se tenía a todo aquél que hablando de historia no respaldara sus afirmaciones con documentos tangibles y valederos. Y fue mi amigo y conocido historiador Roberto Martínez, quien al ver un escrito histórico mío lo primero que me dijo fue: ¿Y dónde están los pies de página?... mmm? ¿los pies de quéééé? ¡¡Sí!!... el historiador preguntaba que por qué no aparecían en la parte baja de cada página, el lugar de donde había yo tomado la información, bien fuera un documento que estaba en la iglesia de Parras, un acta de nacimiento antigua sacada del archivo municipal de algún pueblo, o algún documento histórico firmado y lacrado donde se asentaba lo que yo exponía en mi escrito? ¡¡Nooo!!... ahí sí que aquello fue el colmo, nomás eso me faltaba, que yo al escribir de historia, tuviera que andar colocando los malditos pies de página para acreditar la veracidad de lo que hablaba? y sí, así era como se manejaban en ese ?nuevo para mí- mundillo de los historiadores.
Quizá para usted que no ha entrado a ese ?mundillo?, esto le resulte novedoso, pero créame que los historiadores no morirán de muerte natural, sino de una afección hepática, por los corajes que hacen cada vez que alguien escribe de algún tema histórico basado en que ?mi compadre me lo contó?, ?me lo dijeron en un rancho un día que me paré a desayunar?, o la clásica? ?la sirvienta me dijo que se lo había contado una amiga cuyo bisabuelo había sido revolucionario?.
Y bien, los meses han pasado, y yo que pensaba poner en orden a estos ?muchachitos revoltosos?, son ellos quienes me han hecho cambiar mis posturas, y ahora me cuido de escribir cosas que luego no pueda comprobar, aunque es un hecho ?por si usted ya lo estaba pensando- que existe también la historia basada en la ?tradición oral?, y de la que podemos los neófitos hablar un poco ?sin poner pies de página-, pero hay que aclarar, que no se tome el texto ?a pie juntillas?, sino con las reservas históricas que ello merece.
Así pues, la comisión de historia a la cual presido ?siendo de todos el que menos sé- está abocada hoy día a escribir un libro histórico sobre la ciudad de Torreón, misma elaboración que nos llevará la friolera de dos años, y que pretendemos este listo para los festejos del centenario en el 2007. Ahora comprenderá usted, que es fácil escribir tres hojas a máquina, pero difícil nos resulta conseguir los malditos ?pies de página? que avalen lo que arriba se escribe, así que no se desespere que algún día terminaremos de escribir.
Ya inmerso en este mundillo de los historiadores, me fui a Cuatrociénegas estas navidades y platicando con las gentes ?sabias del pueblo? éstas se ufanaban de que su pueblo -que creo que ya es ciudad- tenía 200 años de fundado, y por ahí había un aventado que dijo que aunque su fundación fue en 1800, ?se dice? que desde 1781 había en el lugar un alambique para destilar aguardiente? ¡¡oooooh!!... fue la expresión de algunos al enterarse de que su bello pueblito ya existía desde 1781.
Y fue ahí que yo -un aprendiz de historiador- les dije: Han de saber que para la publicación de un libro que se editará en Torreón en el 2007, me tocó escribir los tres primeros capítulos que comprenderán la historia de Coahuila de 1521 a 1890 -mas o menos- y para ello llevo meses como ratón de biblioteca leyendo todo lo que cae en mi mano, y fotocopiando manuscritos antiguos de color ocre que a punto están de desmoronarse en mis manos.
Y es por ello, que hoy puedo decirles -casi con los ?pies de página? exactos- que aunque ningún libro ni documento hasta ahora leído por mí, indique claramente la persona y la fecha en que se fundó Cuatrociénegas, basado en lo que he investigado, el único que pudo haber fundado ?el primer? Cuatrociénegas fue Rodrigo de Río de la Loza, y lo hizo en 1567 hace 438 años. Imaginará la impresión que causaron mis palabras en mis amigos cieneguenses el enterarse de que su bello pueblito no tenía los noveles 200 años de haberse fundado sino más del doble.
Como aquí no hay mucho espacio para darle los ?pies de página?, por ahora déjeme contarle algo que algún día verá plasmado en el libro de la comisión de historia y en donde mis apuntes actuales dicen mas o menos lo siguiente:
Se sabe que a Cuatrociénegas llegaron los primeros exploradores por el poniente, procedentes de la ?Nueva Vizcaya?, y al respecto se dice que uno de los hombres del conquistador Francisco de Ibarra, de nombre Rodrigo de Río de la Loza luego de fundar Indé y Santa Bárbara en Durango, avanzó con algunos de sus hombres hacia ?el Este?, y fue probablemente él, quien a su paso por estas tierras de Coahuila fundó Cuatrociénegas en 1567, dado que no hay ningún otro registro que hable de explorador alguno que haya pasado por el valle hasta que 15 años después el diez de noviembre de 1582 se hace mención a una expedición -hacia Nuevo México- emprendida por Fray Antonio Espejo y Fray Bartolomé Beltrán, y en la que citan, fueron ayudados por don Juan de Ontiveros, a la sazón -en aquel tiempo-, ?Alcalde Mayor de Cuatrociénegas?.
El problema de que no haya registros históricos confiables de aquellos tiempos, es debido a los belicosos indios tobosos, quienes apenas veían que se había fundado un asentamiento en el lugar de las Cuatrociénegas y para pronto bajaban de la sierra mataban a sus moradores, robaban su ganado, quemaban sus casas? ?y anda?, que el pueblo se quedaba nuevamente deshabitado por otros 30 años más. Y así sucesivamente volvía otro valiente y re-fundaba Cuatrociénegas, y al poco tiempo? la misma historia, sólo algunos años duraban ahí los asentamientos, y los indios tobosos otra vez hacían de las suyas, y el pueblo quedaba nuevamente desierto.
El padre Alegre, nos habla de que para el año de 1602 ya existía en Cuatrociénegas una misión franciscana, y que poco tiempo después, y formando ya parte del Marquesado de San Miguel de Aguayo, se fundó ahí una hacienda. Respecto al nombre de ?San José de Cuatrociénegas?, no sabemos si este nombre fue puesto por los frailes a la misión que fundaron en 1602, o el nombre le vino después cuando durante el marquesado se fundó ahí una hacienda, de cualquier forma, misión y hacienda fueron finalmente abandonados ante los repetidos ataques de los agresivos indios tobosos.
Si desenmarañar la historia no fuera ya de por sí complicado, alguien se encargó de enredarla aun más, cuando entre 1673 y 1674 el Fraile Manuel de la Cruz recibió la orden de re-fundar el pueblo de San Buenaventura (con la misma historia bélica que Cuatrociénegas) y tratando de alejarla un poco de los indios agresivos de la región de ?San Buena?, decidió fundarla? ¿En dónde cree usted?... pues justo en el conocido paraje de las ?Cuatro Ciénegas?, distante a tan sólo veinte leguas -80 Km.- al occidente de San Francisco de Coahuila (Monclova). La fundación se llevó al cabo llevando hasta ahí a indios cabezas, contótores y bauzarigames. Lamentablemente esta población duró ahí pocos años a causa del frecuente ataque de los indios -lo que produjo funestas consecuencias-, causa que motivó que ?San Buena? fuera recorrida para su protección, seis leguas -24 Km.- más cerca de San Francisco de Coahuila (Monclova).
Como usted ya habrá comprobado, mis sabios amigos historiadores tenían ?y tienen? toda la razón del mundo de enojarse cuando alguien habla de historia sin publicar de dónde tomó los datos, ya que si no nos ponemos estrictos en este tenor, al paso de los años nuestros hijos tendrán una idea de la historia diametralmente opuesta a lo que realmente sucedió.
Y si usted quiere un botón de muestra, ahí le va uno: Pregunte a sus vecinos quién fue el responsable de la matanza de los chinos en Torreón, y yo le aseguro que el 90 por ciento le dirán que Francisco Villa? ¿Por qué?... Quizá porque alguien en el pasado escribió que había sido Villa, y a todo mundo le valió mother si en el texto había o no ?pies de página?, y es hasta fechas más contemporáneas que se sabe que fueron los hombres de Benjamín Argumedo. Y espérese un poco a que hurguemos más en los ?papeles? y quizá algún día resulte de que Argumedo ?ni sabía? (de hecho él no estuvo la mañana del día de la masacre) y a tono personal ?y sin pies de página?, yo creo que Argumedo más que incitar a la masacre, trató de apaciguar a su gente. ?La historia lo dirá-.
Por ello y a partir de hoy, démosle a los maestros de la historia -de todos los niveles, edades y calidades-, el enorme valor que tienen al tratar de mostrarnos la historia tal y como fue, y cuando en adelante usted vea que alguien habla de historia, no deje de bajar la vista a la parte inferior del texto, y si se topa con los clásicos ?pies de página?, es muy probable que el texto sea cierto, ahora que si sólo es la opinión del que suscribe, habrá de tomárselo con reserva.
Corolario :
Como ya habrá notado, actualmente me encuentro haciendo un libro sobre la historia de Cuatrociénegas por si alguno de mis lectores me quisiera ayudar mandándome información al respecto -de preferencia amparada por algún documento que la haga valedera-. Me dicen que muchos papeles acerca de nacimientos de aquellos años -que acreditan su antigüedad- deben estar en la iglesia de San Buenaventura ya que de ella dependía la iglesia de Cuatrociénegas . Otros me hablan de que hay documentos en Ramos Arizpe, Coah? así que a quienes vivan por ahí, les pido me ayuden a desenmarañar la historia de ese bello pueblito de aguas azul turquesa por el que alguna vez pasé hace 30 años, y al cual hoy me liga un profundo afecto por sus moradores.
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