fallos humanos o negligencias
Desde hace muchos años los cirujanos bucales de las ciudades fronterizas han hecho su agosto, atendiendo pacientes norteamericanos, al no encontrar éstos en sus ciudades de origen, médicos que les atiendan los problemas de cirugía bucal, y el motivo no es otro que las constantes ?demandas?, por ?negligencia médica? que son el pan de cada día entre médicos y pacientes gringos. De hecho tengo amigos médicos americanos que se han olvidado del bisturí y sólo se limitan a tapar muelas y a reconstrucciones estéticas, asustados por la posibilidad de cometer un ?error humano? y terminar perdiendo no sólo el prestigio, sino la casa, el coche y todo lo que ganaron en 30 años de trabajo.
Y aunque de hecho hoy día todos acudimos al médico con la absoluta seguridad de que es ?un diosito que lo sabe todo? y que nos dirá ?a la primera? qué es lo que tenemos y la medicina que deberemos de tomar, la realidad es muy diferente .
El médico de cualesquier especialidad es un ser humano ?sujeto a equivocarse?, y si a ello le agrega ?como nos lo decían en la escuela- que de la medicina sólo conocemos el 15 por ciento de lo que existe, comprenderá usted que salvo las conocidas enfermedades de todos los días -a las que nadie les falla-, el médico hace verdaderas peripecias para diagnosticar algunas enfermedades, y en un alarde de prestidigitación farmacéutica, trata de atinarle a la primera al medicamento que curará su mal, porque ha de saber que no todas las medicinas funcionan igual? ni en todas las gentes? ni en todas las enfermedades.
Y al respecto de saber reconocer un padecimiento ?a la primera?, a mi mente vienen las palabras de un excelente médico neurólogo llamado José Luis Mendizábal, que un día de hace muchos años ?del que ya no quisiera acordarme- le llevé a mi esposa casi inconsciente y con un ?cuadro clínico? de ésos que no sabías ?ni qué era, ni por dónde agarrarlo?, y no olvido las palabras que me dijo, porque yo las he dicho muchas veces en mi consultorio cuando me llega un caso de ésos ?para la araña?: ¡¡No sé lo que tiene tu esposa Fernando!!, pero pueden ser ?muchas cosas?, si me tienes paciencia empezaré a tratar ?una por una? y a toda velocidad, hasta saber cuál de ellas es la que le está causando ese cuadro de inflamación del cerebro. Eso es a lo que yo llamo un médico ?honesto?, que de hecho te está diciendo ?la verdad?, y ya juzgarás tú, si le crees o no . En mi caso al segundo intento -y al tercer día- José Luis dio con el problema? y curó a mi esposa. (Vale aquí aprender de los males de otro: El padecimiento fue un ?Pseudo tumor cerebri?, una inflamación desmedida del cerebro ocasionada por tomar pastillas anticonceptivas? ?cuidado muchachas recién casadas?).
En muchos casos, cuando yo he sido paciente, y le explico al médico mi padecimiento, veo en su cara una interrogación del tamaño del mundo, y queriéndome meter en su cerebro, creo percibir en él, lo que está pensando: Dios mío, esto pueden ser como diez cosas diferentes, pero debo aparentar que sé exactamente cuál de todas es, y darle el tratamiento adecuado, esperando atinarle a la primera? o se irá con otro médico.
Quizá sea por ello, que los médicos nos recetan cuatro y hasta cinco medicinas ?diferentes? y ?juntas?, empezando por un antibiótico de amplísimo espectro (Léase: bomba atómica) por si hubiera infección, pasando por un laxante por si trae algo atorado, un anti térmico por si te da temperatura, y terminando con un potente desinflamatorio ?por aquello de no te entumas?, mismo que te desinflama hasta tus más inflados sueños guajiros. ?¿Voy bien? o me devuelvo?-.
Si usted le tiene confianza a su médico y éste es un médico ético, deberá tenerle paciencia mientras ?le atina? a su padecimiento, que muchas de las veces lo hace ?al tercer intento?, lo malo es que como buenos pacientes que somos -?malos diría yo?- cuando el médico ha robado dos cosas y no vemos un cambio sustancial en nuestro mal, nos vamos inmediatamente con otro médico, creyendo que éste le atinará ?a la primera?, sin saber que quizá nuestro segundo ?gallo? tenga en mente no diez opciones? sino 20, y así iniciamos una peregrinación médica que muchas de las veces termina con nuestro poder económico, casi al mismo tiempo en que nuestro padecimiento ?se cura por sí solo?. ?Benditas defensas del cuerpo que Dios nos dio-.
A esto agréguele que muchas universidades ?no todas- están hoy día ?pariendo? profesionistas de tercera, que no rebuznan porque no saben la nota, y ello es culpa de maestros ?pasalones? (Léase: barcos) que les importa poco que un alumno ?se reciba? y empiece a ejercer cuando saben bien que no está capacitado para hacerlo . Ahora que si la carrera es medicina u odontología, agárrate Juan que hay curva, pues el resultado será? ?catastrófico?.
Ahora bien, los médicos no son los únicos culpables de efectuar un diagnóstico equivocado, pues ellos tienen que apoyarse en algo que se llama ?exámenes de laboratorio?, radiografías, exámenes de sangre y tomografías computarizadas, mismos médicos, químicos y radiólogos que merecen también toda nuestra atención, pues son estas ramas de la medicina, las que están plagadas de profesionistas que de verdad no reconocen la ?O?? ni por lo redondo.
Usted habrá oído que por ahí hay una demanda por negligencia médica en contra de algunos médicos conocidos, que no diré sus nombres por no hacer más grande la madeja, pero déjeme decirle, que si yo soy oncólogo y usted viene a verme con un examen radiológico, cuyo médico radiólogo afirma que esa bola negra que trae en el estómago es cáncer, y lo acompaña con un examen de laboratorio donde el laboratorista afirma por escrito que la biopsia que tomaron a esa bola resulto ser cáncer? ¿Qué quiere usted que yo le diga?... ¿Qué tiene gripa?... por Dios señora? ¡¡Qué tiene cáncer!!... y si después resulta de que la bola era una pelota de ping pong que se tragó, créame que la culpa será del radiólogo y del químico? nunca del oncólogo.
Y si usted cree que le hablo al tanteo, tendré que hablarle de algo que me duele. Usted sabe bien que mi madre murió hace un par de meses de cáncer, pues bien, su médico de cabecera, excelente médico y amigo personal, inquieto por los dolores de que se quejaba mi madre la mandó hacerse una ?Tomografía? (examen radiológico muy sofisticado) al Sanatorio Español, y el resultado de ésta fue que mi madre no tenía ?absolutamente nada?, por ello su médico y amigo, interpretó sus dolores como ?una depresión?? y mamá terminó con un psiquiatra.
Intrigado por la persistencia de sus dolores y sabedor de que mi madre no era de las que se inventaba dolores para llamar la atención, la llevé con uno de los mejores radiólogos que a mi criterio ?y al de muchos radiólogos- existe hoy día en México, y que lo tenemos aquí en Torreón: el Dr. Manuel Bernardo Olhagaray -y además Lasallista- quien luego de dos horas de tener a mi madre ?a vuelta y vuelta? en el tomógrafo del Hospital Los Ángeles ?y no era la máquina? era el ?mono?-, de pronto me dijo: Ahí está Fernando? tu mamá tiene cáncer en la cola del páncreas, ?no le hagas nada? ya no hay nada qué hacer?. Como su amigo que soy seguí su consejo, sólo una biopsia de corroboración que tomaron por endoscopia mis amigos Andrés Vara y Roberto Bernal, y luego? cuatro meses para ?hacer la maleta? y tener todo listo? para la partida.
Y aunque soy creyente, asiduo a la misa del domingo y practicante de mi religión católica, y estoy cierto de que Dios ya le había marcado a mi madre ?su hora?, en el fondo y como humano que soy, no dejo de pensar lo que hubiera pasado si desde un principio hubiera llevado a mi madre con Bernardo y éste le hubiera detectado su mal? ?a tiempo?. Quizá de ahí me hubiera ido con Ramón Arzoz ?otro buen médico- al tratamiento oncológico... y quizá, y sólo digo ?quizá?? las cosas hubieran sido diferentes.
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