Para ?todos los padres??
?con mi afecto y admiración.
Nuevamente tuve la decencia de esperar a que pasara el Día de la Madre para publicar mi artículo, pues no quería dar otra impresión, que no fuera mi gran admiración por las madres. Por mi esposa ?pilar de mi hogar-, por doña Blanca Alicia, el ser más importante de mi vida -donde quiera que esté-, y por todo lo maravilloso que conlleva el decir ?madre?, sin las cuales no existiríamos ni usted, ni yo, ni lo que hoy llamamos? ?familia?.
Ahora bien, dejando de lado a la madre ?aunque se escuche feo-, siento que hay alguien a quien no se le ha dado el valor que realmente tiene, bien sea porque éste no cree tenerlo, o por el hecho de que, ?como nadie se lo da?, él no se lo pone ?per se? ?por sí mismo-, y me refiero? ?al padre de cada familia?.
!!Si!!... me refiero a ese viejo gruñón y energúmeno que se levanta por las mañanas refunfuñando porque no encuentra sus pantuflas y ya le movieron de lugar su rastrillo. Ese bípedo implume cuyo desayuno se limita a una taza de café, y no porque le falte apetito, sino porque en veces no tiene tiempo y en las otras? no tiene ?ánimo?.
Dice una poesía que: ??los hijos nunca valoran el sentimiento del padre, pues el brillo de la madre es tan fuerte que lo eclipsa, sólo le hacemos justicia cuando nos toca vivir a nosotros su problema?? ¡¡Y es cierto!!? las madres son tan maravillosas e indispensables, que para el hijo es más importante que la madre le resuelva lo del moretón del pie, el plato del almuerzo, y ver si ya está planchada la camisa del colegio? que el hecho mismo de que alguien se haya ?partido el alma? durante todo el santo mes, para que ahí estuvieran, madre, almuerzo y camisa.
El padre se levanta por la mañana, y apenas abrir los ojos, su cerebro al más puro estilo de una computadora, recarga todos los ?problemas? ? que no los programas- que dejó pendientes el día anterior, sobre todo ese detallito que pocos valoran y que pareciera que siempre lo logra resolver, y me refiero a: ?el llevar dinero a casa cada mes?.
Ese conflictivo ?chivo? que todas las esposas esperan puntual, y que dadas las circunstancias económicas tan adversas, los padres juramos que ?ese mes?, sí que no podremos llevarlo completo? y luego, tras mil peripecias y no más destrozos del hígado y el corazón ?por las presiones-, terminamos por llevarlo a casa, aunque sea un poco? ?recortado?.
Al momento de levantarte por la mañana, la angustia empieza a invadirte, al darte cuenta de que eso que soñaste, y que te tiene aún con la sonrisa en los labios, ?era sólo un sueño?, y la realidad es que aún no resuelves los problemas que dejaste pendientes el día anterior . Y es por ello que luego te critican de que siempre te levantas ?de genio?, y así de genio te tomas un jugo y un cereal, luego de lo cual y casi sin despedirte ?absorto en tus problemas- sales de la casa con rumbo al trabajo pensando: ¿Qué diablos haré hoy para lograr en este día lo que no pude lograr ayer?
Te pasas el día luchando contra molinos de viento, tratando de juntar algo de dinero para llevar a casa, y cuando por fin lograste juntar algo, llegas a casa y lo primero que te encuentras es a toda tu familia ?deseosa de verte?? pero no porque estén muy preocupados por ti -que en veces sí lo están?, sino porque? ?todos necesitan dinero? .
Y así empieza tu mujer con que: el refrigerador ya parece que lo está vendiendo ?de lo vacío y limpio que lo tiene-. Tu hija necesita para los libros y los cuadernos que ya te había dicho varias veces y que le dijiste que esperara. Tu hijo no puede ni respirar de la ?alergia primaveral?, y como le dijiste que se aguantara un poco mientras tenías dinero, tu mujer entra al quite y te pone una santa regañada aduciendo que eres un padre ?olvidadizo? ?si no es que algo peor- al que no le importa lo que les sucede a sus hijos. Y tú que llevas todo el día como daga clavada en el corazón esa alergia de tu hijo, mientras te juntas con el dinero para llevarlo al médico.
Luego te llega otro hijo que necesita dinero para los zapatos que ya te había dicho antes ?y que a ti, ya se te había olvidado-, y cuando sacas tu cartera para darles ?todo? lo que ganaste ese día, para que se calmen un poco, tu mujer te dice que no te olvides de que le debes la semana a la cocinera y el coche no tiene gasolina así que a ver cómo le haces, porque en la tarde tienen tus hijos clase de baile, karate, y francés? y aparte? o hay quién los lleve.
¡¡Bueno!!... eso como lo menos, porque si tienes adolescentes, de ahí sigue una lista de acusados, para que tú, como jefe supremo ?o gran kamakán-, ?juzgues las faltas y dictes los castigos? ?mismos que no quiso afrontar la madre-, y que luego de darlos -a regañadientes-, desencadenan los llantos de los hijos por un lado, y las reprimendas de tu mujer por el otro, porque aparte de neurasténico, gruñón y olvidadizo, eres ?un bruto sin sentimientos? que castigas a lo tonto y sin medir las consecuencias, todo ello mientras su madre los ?consuela con cariño?? Y tú que habías llegado con la estúpida idea de convivir con la familia, darles todo el dinero que te habías ganado, y comerte una sopita con caldito de pollo? ?en santa paz?.
Por fin, y en medio de esa tempestad surgida en tu hogar, y que aunque lo dudes? ?tú la ocasionaste?? glugg, te ponen el plato de comida en la mesa y? Ay de ti si te lo comes, pues no estás tú para saberlo, pero con la derramada de bilis que te hicieron pasar, ese caldito de pollo te caerá al estómago como si te hubieras comido ?un zopilote con todo y plumas?, así que, ahí te veo en la tarde con las corridillas al baño.
Entre broncas y discusiones, de las que tú tratabas de huir, y de las que estoy seguro no deseabas, sales de la casa para continuar tus labores en la calle, con la mente fija en conseguir ?los dineros? que te faltan para subsanar las diez cosas que dejaste pendientes en casa en ese mismo medio día.
Como quiera y haciendo maravillas lograste cobrar otra lana y vienes a casa feliz y dispuesto a decirle a tu hijo que ya tienes para la medicina y el médico, sin saber que en tu hogar -dulce hogar-, ya te tienen lista ?otra ristra? de nuevas peticiones.
Los días se suceden en el mismo tenor y al igual las semanas y los meses, y luego por ahí te enteras de que, a las tiendas y al comercio, se les ocurrió la brillante idea, de que si había un ?día de la madre?, pues debería de haber un ?día del padre?, y de pronto un día te amanece con todos sonriendo a tu alrededor ?mmm-, cantando Las Mañanitas y hasta con un par de ?regalos? -que sacaron fiados en la tienda del Mall, y que habrás de pagar tú mismo antes del fin de mes-? aaah... o qué querías, que con lo poco que das para la casa aún les alcanzara para darte regalos? ¡¡Mira qué lindo!!
Cuando las cosas te pintan bien, el país mejora y el dinero circula, también tú traes algo de efectivo, y aunque se crea que el dinero no lo es todo en la vida, créame que al menos sirve para comprar un poco de ?tranquilidad?, y mantener a la familia contenta . Por ende, es la época de comer tu caldito de pollo sin tantos aspavientos? bueno? mientras no te lleguen los cobros de los colegios, que te erizan los pelos, más que si te hubieran metido amarrado en la jaula de los tigres? y con seis bengalíes adentro.
Y ahí empieza el segundo round, cuando tus hijos te dicen que ya debes dos meses de colegio, que los sacaron de clases en medio de todos ?imagina la pena-, que no les van a dar los exámenes de este mes si no pagas, en fin, que aquel triste caldito de pollo nuevamente te caerá como? ?zopilote emplumado?.
Pero pasan los años, los hijos crecen, tú te haces viejo y cada vez más achacoso y gruñón, y por ilógico que te parezca, lo que más recuerdan los hijos al crecer son los ?tiernos detalles de mamá?:
El cómo me consiguió aquel ?permiso? con mi papá cuando éste se aferraba a ?no dármelo?? ?sin saber que fue la mamá quien te dijo que no quería que la niña hiciera esto y aquello? y que te mantuvieras firme-.
Y cómo olvidar el día que te defendió contra el bruto castigo que te imponía tu papá? ?y olvidaron que el castigo fue a petición expresa?chisme? -de la mamá-.
Aaay? y el día en que mi mamá me solucionó el problema aquél que tenía de dinero? ?cuando fuiste tú quien se lo dio a tu esposa- y de mil amores -por solucionarle el problema a tu hija-.
Y cómo olvidar aquellos tiernos consuelos maternales cuando papá me regañó por llegar tarde a casa?- sin saber que fue la madre quien muy preocupada por el hecho, te dijo antes? ¡¡Y tienes qué hacer algo con esta niña, para que esto no se vuelva a repetir!!? y así castigaste ? a petición de la madre- a esa niña de tus ojos, por quien suspiras las 24 horas del día.
En una palabra, creo que los padres de hoy día ?no sé los de hace 50 años- no están siendo juzgados correctamente. Y que cuando uno como padre le recrimina a su familia esta ?actitud?, en el acto todos contestan que ?eres lo máximo?, ?el supermán de la casa?? sin darse cuenta de que no es eso lo que queremos oír, y menos oírlo? una vez al año.
Los padres de familia que estamos hoy día ?enfermos? de nervios, tensión, presión y malos humores, por luchar día a día en la calle para mantener a nuestros hijos, deberíamos de tener al menos en casa una actitud diferente de nuestra familia.
Los padres estamos deseosos de que nuestros hijos valoren lo que hacemos por ellos, y el enorme esfuerzo que nos cuesta el que ellos realicen sus sueños ??estudios?-, y no sólo queremos que nos lo digan con palabras, sino que lo demuestren con hechos reales? y actitudes diarias.
Los padres de familia soñamos con que en nuestras casas nos reciban con el afecto que se merece una persona que recién llega de partirse el alma para llevar algo a casa, y estamos hartos de que nos estigmaticen como los gruñones, enojones y energúmenos que hay que soportar en cada casa, cuando esas ?enfermedades? se adquieren, por el mero hecho de salir a la calle a partirte el alma como un padre responsable que pretendes ser.
Corolario:
Ay, si mi padre supiera, que recién lo comprendí. Y porque nunca me dijo lo mucho que me quería, si hoy yo sé que sufría al ver enfermo a su hijo.
Porque me miraba fijo el primer pantalón largo, y sé que hasta me habrá besado cuando yo estaba dormido.
Por qué no estarás ahora para besarte bien fuerte, viejo lindo, y ofrecerte mi cariño a todas horas.
Mira a tu hijo que llora, pero llora con razón, por todos aquellos días en que ciego no veía? que eras puro corazón.
Déjame negra que llore, es tan lindo desahogarse, en fin, vamos a ver qué hacen nuestros ?futuros señores?.
Mira esos pantalones? tapa un poco a la nena. Sí, ya sé, hoy se fue a la calle sola? ?a acostarte rezongona?... mañana? ¡¡Mañana será otro día!!
(Fragmento de la poesía: Hogar).
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