EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Qué bonita familia

Adela Celorio

Absolutamente conmovedor, ejemplar diría yo, el mensaje que Presidenfox y la señora Marta transmitieron por televisión con motivo del “Día de la Familia”, que ellos mismos, gente de altísimos valores, acaban de decretar, aunque no sé por qué, lo sentí algo ficticio.

Tal vez hizo falta la presencia de los expósitos Lilián de la Concha y el veterinario Bribiesca, para que el cuadro familiar resultara convincente.

Pero bueno, ya sabemos que con frecuencia, las familias cuentan menos verdades de las que saben. Según asegura León Tolstoi, las familias felices no tienen historia.

Pero ¿acaso existen familias sin historia que les pisen?

Y conste no se necesitan historias tan indescifrables como la de Yeidckol-Citlali Polevnsky Ávila y qué sé yo qué más; capaces de convertir en lugar común la más alucinante telenovela.

Hasta las familias del diario como la mía, tenemos algo que contar y se los cuento.

Con un padre violento y una madre abnegada al estilo de las mejores familias del siglo pasado, al calor del hogar aprendimos a amar tanto como a temer, a competir, a descalificar y a la muerte de papá, así nomás de la nada, nos aparecieron tres medios hermanos.

Después de todo, tampoco estuvo mal porque fue así como se tejieron los montones de historias que sustentan nuestra realidad.

Debo añadir que como toda buena familia –como le gusta subrayar a mamá- somos también profundamente tradicionalistas.

Tanto así, que estrenamos tradiciones con cierta frecuencia.

La penúltima la estrenamos apenas el pasado noviembre en que con pavo y pumpkin pie celebramos el Día de Gracias.

La más reciente la adquirimos el pasado domingo en que decidimos poner lo mejor de nosotros mismas para que el recién decretado Día de la Familia resultara amoroso, armonioso e inolvidable, para lo cual, después de que el espejito me confirmara que soy la más bonita; me reuní con mis hermanas en casa de mamá para sacarnos una foto.

“Digan clítoris” dijo una de mis hermanas y todas sonreímos a la cámara.

Después, en nombre de la paz y la unión familiar, cada cual, se fue a celebrar por su cuenta.

Yo por mi parte, aproveché la invitación de amiga Cotilla para venir a su luminoso condominio que navega frente a la Bahía de Acapulco. Desde aquí pienso en lo bien que nos llevamos y lo mucho que nos queremos mis hermanitas y yo, pero de lejecitos. Cotilla que odia el mar, el sol y detesta la sensación de arena bajo sus pies, me lo deja todo para mí solita, mientras ella se ocupa de bancos, notarios y todas esas cosas maravillosas que hacen las delicias de los ricos. Estoy feliz pero los extraño.

adelace@avantel.net.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 137766

elsiglo.mx