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Qué, cómo, cuándo/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“La primera Ley de la publicidad es evitar la promesa concreta y cultivar la más

deliciosa vaguedad”.

Bill Cosby

El Acuerdo Nacional para la Unidad, el Estado de Derecho, el Desarrollo, la Inversión y el Empleo generó un apoyo muy importante de distintos grupos de nuestro país. Pero una sociedad con retos tan grandes como la nuestra no puede dejar este documento en el limbo de lo abstracto. Por eso cuatro intelectuales mexicanos -que formaron parte del llamado Grupo Oaxaca que encabezó la lucha por la transparencia- han firmado un desplegado periodístico en el que plantean: “Para hacer posibles los acuerdos, ¿qué, cómo y cuándo?”

La necesidad de aterrizar el Acuerdo Nacional es evidente. Muchos de los puntos de éste pueden ser adoptados por grupos políticos de formas completamente distintas. Entiendo que la vaguedad ha sido una forma de lograr que el Acuerdo sea respaldado por personas y grupos muy diversos. Pero si queremos que el texto deje de ser una simple expresión de buenos deseos y se convierta en un proyecto de nación, es importante bajar a los detalles.

Miguel Carbonell, Jorge Islas, Salvador Nava y Miguel B. Treviño han pedido que las propuestas del Acuerdo Nacional: “1. Precisen los “cómos” y “cuándos”. 2. Pongan en línea el interés personal y el colectivo. 3. No impliquen inversiones públicas adicionales. 4. Hayan demostrado éxito en algún lugar. 5. Puedan implementarse a corto plazo. 6. No sean “LA” gran solución, pero sí “UNA” solución de impacto multiplicador. 7. Sean medibles y concretas. 8. Generen alto impacto en beneficio del ciudadano. 9. Mejoren su relación esfuerzo-resultado. 10. Sean implementaciones exitosas, no grandes visiones abstractas”.

Estas propuestas no deben ser vistas como un enfrentamiento con los impulsores del Acuerdo Nacional. Por el contrario, son una forma de darle a éste materia y sustento.

Las propuestas de los ex miembros del Grupo Oaxaca reducirían, por supuesto, el apoyo tan amplio que obtuvo el Acuerdo Nacional. El punto 3, en particular, generaría controversias importantes. Carbonell, Islas, Nava y Treviño afirman que las medidas del Acuerdo Nacional no deben implicar inversiones públicas adicionales. Quizá alguien podría responder que esas nuevas inversiones públicas son indispensables si se quiere reactivar la economía nacional. Pero independientemente de la posición que uno asuma, el énfasis en los costos económicos del Acuerdo es indispensable.

Supongamos, por ejemplo, que alguien piensa que sí deben hacerse nuevas inversiones. La pregunta entonces debe ser: ¿cómo se van a financiar? Ésta es una pregunta insoslayable. Es verdad que al hacerla el consenso empieza a resquebrajarse, pero sin ella no hay acuerdo real.

Algunas de las propuestas de Carbonell, Islas, Nava y Treviño son simples expresiones de sentido común. En lugar de inventar el hilo negro, como tantas veces hemos tratado de hacer en el pasado con consecuencias desastrosas, ¿no deberíamos determinar si las políticas concretas que surjan del acuerdo han tenido éxito en algún lugar del mundo? Cualquier administrador de proyectos nos dirá, por otra parte, que definir una tarea sin un tiempo definido de realización equivale no tener nada.

En cualquier empresa privada los accionistas exigen que las estrategias corporativas sean concretas y puedan medirse. ¿Por qué no podemos demandar lo mismo los ciudadanos cuando diseñamos un proyecto de nación? No interesa, después de todo, seguir acumulando grandes estrategias abstractas, sino definir medidas específicas para generar más prosperidad para más mexicanos y en menos tiempo.

El punto fundamental del desplegado de los ex miembros del Grupo Oaxaca es que resulta indispensable definir las medidas con las cuáles se buscarían los objetivos del Acuerdo Nacional. Dejar esta definición a los políticos, los cuales pueden darle a cada punto la interpretación que quieran, equivale a tirar el Acuerdo en el cesto de las promesas incumplibles, las cuales se acumulan en cada inicio de campaña electoral.

Esperemos que los impulsores y signatarios del Acuerdo Nacional no dejen ese documento simplemente en la firma del alcázar de Chapultepec. Ahora alguien tiene que trabajar para aterrizarlo. ¿Quién dijo yo?

A DOMICILIO

Un hombre danés que sufre de parálisis cerebral y enfrenta severos problemas de movilidad ha exigido al Gobierno de su localidad que pague el costo adicional al servicio normal por recibir visitas domiciliarias de prostitutas. Una Ley danesa obliga a los gobiernos locales a compensar los costos adicionales de quienes sufren alguna incapacidad. Las autoridades están estudiando la petición. Torben Hansen, el demandante, afirma: “es injusto negarle a las personas con incapacidad el derecho a una vida sexual”.

Correo electrónico:

sergiosarmiento@todito.com

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