La disputa actual sobre el precio que el Gobierno y el Congreso de la Unión estiman que tendrá la mezcla mexicana de petróleo de exportación para el año 2006, es un tema que debe de preocuparnos. Y es que aunque se niegue que la economía mexicana no está petrolizada (es decir que dependa de los precios del petróleo) la verdad es que cualquier variación en el valor del energético afecta o benéfica a las principales variables macroeconómicas del país.
Quizás se ha usted preguntado ¿Por qué el precio del dólar permanece tan estable? o ¿Por qué las tasas de interés prácticamente no varían? Bueno, en una buena parte se debe de a los altos precios que el petróleo ha mantenido a lo largo del año. Y es que la entrada de divisas (dólares) al país producto de las ventas de petróleo crudo mexicano al exterior en mucho ayuda a: pagar deuda externa, mantener los costos de la deuda interna ?y por ende tener tasas de interés bajas- además de que el Gobierno pueda solventar proyectos de inversión (infraestructura) de largo plazo.
Y es que para éste año 2005; el Congreso de la Unión estimó que el precio promedio del barril de petróleo mexicano sería de 22 dólares; así que usted podrá imaginarse que con precios actuales por encima de los 50 dólares por barril; México recibe casi 18 dólares de más por cada barril que vende y ese excedente en mucho ha ayudado a que la política económica del presidente Fox sea tan estable y acertada. Pero realmente el hecho que los precios del petróleo estén tan altos se debe a factores externos y fortuitos como la prolongada crisis derivada del conflicto entre Irak y Estados Unidos y la ahora limitada capacidad de extracción petrolera que tienen los EU por el impacto del huracán Katrina a las principales plataformas petroleras americanas. Es decir, México ha tenido una enorme suerte en tener excedentes tan altos por ingresos petroleros.
Derivado de esa buena fortuna, ahora nuestros ilustres diputados se preparan para ?administrar la abundancia? proponiendo un precio base dentro de la Ley de Ingresos para el próximo año de 32 dólares por barril (diez dólares más que en el presente año) y de esa manera proveer al país de más recursos.
Por otra parte y dado que esos excedentes no estaban presupuestados; el Ejecutivo Federal puede de manera discrecional manejar el destino de ese dinero sin necesidad de la autorización del Congreso. Sin embargo ya la administración de los excedentes petroleros actuales ha generado una discusión y es que la semana pasada el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, hizo una crítica sobre los recursos que obtiene el país en materia energética sean canalizados al gasto corriente del gobierno, y no a proyectos de infraestructura que impulsen el crecimiento económico del país. De acuerdo con sus propios cálculos, 90 por ciento de los ingresos petroleros ha ido a gasto corriente. De acuerdo con el quinto Informe de Gobierno, el gasto corriente creció 57.05 por ciento en lo que va del sexenio para sumar un billón 127 mil 476 millones de pesos. Conforme a diversos cálculos, este año, la venta por exportaciones de crudo será de 315,344 millones de pesos, de los cuales 118,531 millones de pesos corresponderán a excedentes, y de los mismos sólo 46,227 millones de pesos serán destinados a Pemex y a infraestructura en los Estados.
Guillermo Ortiz sugirió que los excedentes petroleros que obtenga México se usen para pagar la deuda externa, para cubrir proyectos de infraestructura productiva de largo plazo que se consideran como pasivos internos o para que Petróleos Mexicanos pueda financiar sus actividades de exploración y explotación de crudo. Justo cuando el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, hacía una critica respecto a que los recursos que obtiene el país en materia energética sean canalizados al gasto corriente del gobierno, la Secretaría de Energía (Poder Ejecutivo Federal) hace las gestiones correspondientes para obtener bajo su mando el control y supervisión de las operaciones de Petróleo Mexicanos.
Ahora lo que el Congreso pretende es sí considerar los excedentes petroleros dentro de la Ley de Ingresos y gastar más; situación que es por demás riesgosa y nos acerca a una peligrosa petrolización de la economía. No olvidemos que la última vez que la economía se apoyó tanto en el precio del petróleo fue en el sexenio de José López Portillo y usted recordará lo mal que nos fue.
El autor es Coordinador de las Maestrías en Administración y Alta Dirección y Calidad de la Universidad Iberoamericana Laguna.
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