Algunas personas me han pedido mi opinión personal sobre el logotipo que conmemorará el centenario de Torreón. A título personal diré que dicho logotipo no es bonito ni feo; simple y sencillamente creo que está muy lejos de representar lo que se pretende. Al ver el logotipo del centenario de la ciudad quiero interpretar para mí mismo que está claro que la gente de Torreón nos sentimos con un gran corazón y que Torreón es punto de confluencia (y convergencia) tanto de caminos como de voluntades y esfuerzos....pero hay tantas cosas que junto a esa idea podrían haberse manifestado de manera gráfica al seleccionar el emblema de un acontecimiento tan especial como único.
Sin ánimo de pretender ser lo que no soy: crítico de arte, diseñador gráfico, mercadólogo o publicista; sí entiendo mi esencia: una persona nacida en Torreón que ha vivido y aprendido a querer a su ciudad y que para entenderla recurre a conocer y comprender su historia para explicar nuestro presente y porqué no; idear su futuro. Eso me hubiera gustado ver en el emblema del centenario de la ciudad: aspecto históricos; hechos, sucesos y/o personajes que representen a nuestra historia.
Me hubiera gustado ver (aunque fuera de forma moderna o “estilizada”) algunos aspectos claves que explican el devenir de la ciudad en sus primeros cien años como: el Río Nazas, la Revolución Mexicana, el Reparto Agrario, la llegada del ferrocarril a la ciudad, una figura con un capullo de algodón, una espiga de trigo, un racimo de uvas, un torreón como el que se construyó el siglo antepasado para advertir de las avenidas del río o de los ataques de los indios, o de plano citar la figura del torreón del boulevard Constitución o la Puerta de Torreón del periférico (que al menos representa a las espigas de trigo),o algunas construcciones altamente emblemáticas como el puente de acero entre Torreón y Gómez Palacio, la Casa del Cerro, el Torreoncito del rumbo del Mercado Alianza (lugar donde descansan los restos de Leonardo Zuloaga y María Luisa Ibarra de Zuloaga y que fue parte central del antiguo casco de la Hacienda del Torreón), la figura de la antigua casa de compuertas del Canal del Coyote (hoy Museo de la Revolución), el Cerro de las Noas con su magnífico y emblemático Cristo; o a algunos personajes como Leonardo Zuloaga, Andrés Eppen, Federico Wolff y Pancho Villa.
También el emblema podría haber considerado a las etnias que han conformado –y siguen conformando– a nuestra cosmopolita ciudad; en mucho nos debemos a todos aquellos inmigrantes; nacionales y extranjeros, que vieron y siguen viendo en Torreón una tierra que con trabajo, pasión y fe se vive en armonía y con bienestar.
Que decir de las empresas; el emblema no contempla productos que dieron riqueza y prosperidad a la ciudad como un lingote de metal (Peñoles), un trozo de tela (representando la conversión industrial del algodón, a los despepites, a la industria textil y en especial a sus orígenes como la Fábrica de Hilados y Tejidos La Constancia o la Hilandera La Fe), una botella de vino (El Vergel) o un ejemplar de ganado vacuno o un litro de leche (representando a Lala y a lo que hoy da lugar: la principal cuenca lechera del país).
Hace poco escuché por televisión las palabras de uno de los miembros del comité del Centenario de la ciudad; en las que mencionaba que quienes participaron como concursantes en el certamen para elegir al logotipo –y que no habían ganado- ahora criticaban al emblema ganador ya que eran gente que sentía haber perdido y no concursado. Yo no concursé, ya lo dije; no soy diseñador ni creativo publicitario o mercadólogo, pero si esperaba algo más propio, algo único que realmente distinguiera a la ciudad y no –como algunas personas me lo han dicho- que pudiera confundirse al emblema del Centenario como parte de una campaña de donación de sangre, un logotipo moderno de la Cruz Roja o un identificador de una marca de banditas adhesivas y material de curación.
Si tanto se ha hecho por recuperar nuestra historia; rescatando construcciones emblemáticas, construyendo museos, escribiendo libros históricos; el logotipo del Centenario de Torreón debería ser una oportunidad de consagrar esos esfuerzos y creo que con la imagen actual la oportunidad –histórica al fin y al cabo- simple y sencillamente se desaprovecha.
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