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Quehacer empresarial / Los parques de beisbol de la Serie Mundial

RODOLFO LUNA WALSS

Ahora que en Estados Unidos tiene lugar la Serie Mundial de Béisbol. Bien vale la pena conocer un poco más de la historia empresarial de los escenarios en que se lleva a cabo el llamado ?Clásico de Otoño.? Así es, no hablaré de qué equipo es el favorito para ganar el gallardete de campeón de las grandes ligas, tampoco comentaré las cualidades ofensivas y defensivas de cada uno de los jugadores de los equipos y ni siquiera hablaré de la estrategia de juego que probablemente estarán implementando los managers de cada escuadra. De lo que sí comentaré es de la estrategia que se siguió para construir y nombrar a los estadios que ahora son casa de cada equipo contendiente en esta serie por el campeonato de béisbol de los Estados Unidos.

Empezaré por el estadio de los Medias Blancas de Chicago: el ?US Cellular Field? sí, leyó usted bien, un estadio con nombre de una empresa y/o marca de teléfonos celulares ?muy distinto a los nombres que en México empleamos para la mayoría de los estadios: Francisco Villa, Francisco I. Madero, Revolución, etcétera-. Comencemos por el principio: la casa original de los Medias Blancas de Chicago fue el Comiskey Park; inaugurado el primero de julio de 1910 y llevando el apellido de su propietario: Charles A. Comiskey, a la vez dueño original de los Medias Blancas, de hecho el parque Comiskey fue, en 1933 sede del primer juego de estrellas del béisbol de grandes ligas y mudo testigo de la última vez que Medias Blancas llegó a una serie mundial hace caso ochenta años atrás (de hecho perdieron); posteriormente el original Comiskey Park fue derrumbado para dar paso el ?New Comiskey Park? ; inaugurado el 18 de abril de 1991 y construido a un costo de 167 millones de dólares, financiado en su totalidad con el dos por ciento de impuesto por hospedaje que el Gobierno de la ciudad de Chicago cobra a los hoteles. Allá sí se aclara en que se invierte el impuesto por hospedaje. Sin embargo, el nombre de ?Nuevo Parque Comiskey? sólo duraría 12 años; ya que el 31 de enero de 2003; la gerencia de Medias Blancas de Chicago anunció que habían llegando a un acuerdo con la empresa telefónica US Cellular para renombrar al parque ahora bajo el nombre de ?US Cellular Field,? transacción por la cual la empresa telefónica gozaría de utilizar su nombre en el estadio por 23 años y pagaría al club de béisbol 68 millones de dólares divididos a lo largo de 20 años. Nada mal por un simple cambio de nombre.

Por otra parte, los Astros de Houston, con apenas 40 años de historia en el béisbol de grandes ligas, su nombre original en 1965 era ?Colt 45 Baseball Club? por ser su dueño original una marca de cerveza texana, inauguraron, el 12 de abril de ese año el Astrodome de Houston; considerado en su tiempo como la octava maravilla del mundo; un estadio totalmente techado, con pasto artificial único (de hecho dio origen a la marca de pasto sintético: astroturf) con aire acondicionado, tribunas retráctiles para dar la posibilidad de jugar béisbol, fútbol americano y rodeo. Su costo y capacidad para la época fueron estratosféricos: 35 millones de dólares para una capacidad de 42 mil 217 espectadores; sin embargo en 1989 su capacidad fue incrementada a 54 mil 816 espectadores para béisbol y 62 mil 439 para fútbol americano a un costo de 60 millones de dólares.

Hoy en día el Astrodome se utiliza únicamente para eventos de Rodeo, ya que los Astros de Houston jugaron su último partido ahí el nueve de octubre de 1999 y los Petroleros de Houston (fútbol americano) hicieron lo mismo en diciembre de 1996 para después mudarse a Tenessee y convertirse en los Titanes de Tenesse.

De hecho, en 1996, la directiva de los Astros de Houston, consideró la posibilidad de vender al equipo para que éste se mudara a Washington D.C.; las autoridades municipales de Houston se opusieron y el 5 de noviembre de 1996 acordaron la construcción de un nuevo estadio que tendría pasto natural y un techo retráctil a un costo de 265 millones de dólares más $65 millones de dólares por el techo retráctil que es capaz de abrirse o cerrarse en menos de veinte minutos sin necesidad de interrumpir el juego. Ante esta decisión, Drayton McLane Jr., dueño de los Astros, aceptó no vender el equipo y mantenerlo en Houston.

El costo del estadio fue cubierto por el impuesto de hospedaje que se cobra a los hoteles, un impuesto adicional a la venta de cigarrillos y un impuesto a la venta de bebidas preparadas embotelladas. Los impuestos fueron aceptados por los comerciantes ya que se estima que la derrama que deja el béisbol, el rodeo, el básquetbol y el fútbol americano en conjunto es de 60 millones de dólares después de impuestos. Por ese factor ?todos- estuvieron de acuerdo en bien invertir los impuestos.

Sin embargo, faltaba un detalle: ¿qué nombre llevaría un estadio tan moderno?; pues el siete de abril de 1999, el otrora poderoso gigante energético de Estados Unidos: Enron Corporation (con sede corporativa en Houston) ofreció pagar 100 millones de dólares para que el estadio llevara el nombre de ?Enron Field? pero el dos de diciembre de 2001, Enron se declaró en bancarrota (en uno de los mayores escándalos corporativos en la historia de los Estados Unidos) y Enron tuvo que devolver los derechos del nombre del estadio a la directiva de los Astros de Houston.

Después de dos años completos en que el estadio se llamó ?Enron Field? los Astros de Houston, temporalmente nombraron al estadio ?Astros Field? hasta que el 5 de junio de 2002, los Astros anunciaron un acuerdo con Munute Maid Corporation (compañía con sede en Houston y subsidiaria de Coca-Cola Company) para que el estadio llevara el nombre de ?Minute Maid Field? durante 28 años a cambio de la nada despreciable suma de 170 millones de dólares.

Así pues; esta es la historia de cómo se pueden hacer jugosos negocios con algo tan simple como puede ser el nombre de un inmueble. El autor es Coordinador de las Maestrías en Administración y Alta Dirección y Calidad de la Universidad Iberoamericana Laguna.

e-mail: rodolfo.luna@lag.uia.mx

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