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¿Quién invierte en Matamoros, Coahuila?/Del Tintero

Fidencio Treviño Maldonado

Un espíritu nefando y añejos fantasmas rondan en este pueblo viejo, con hondas heridas, pueblo de polvo y pinabetes con memorias y recuerdos guardadas en antiguas y cacarizas paredes de adobes, tierra de caciques políticos y donde asolan los viejos esquemas cobijados con usos y costumbres para gobernar, un pueblo noble con presidentes municipales impuestos al libre albedrío por la cúpula estatal, un municipio que apenas sale de una pesadilla para entrar en otra desgracia, conocido en los años ochenta como “Matamoros de los balazos”, una época donde se perdió la capacidad de asombro por los habitantes de este desamparado municipio con cientos de muertos en forma violenta, gavillas, pistoleros, bandoleros e inocentes, todos justos y pecadores fueron víctimas de la vorágine, los Villalobos, los Burciaga, los “Chepes”, los Muñoz, los Meave, etcétera, familias enteras, incluyendo la época de Ceja del Río que sentó sus reales en esta pintoresca población con resultados funestos terminados en una sangrienta fuga de una céntrica clínica de Torreón.

Para desgracia de los honrados ciudadanos, se viene otra época con adjetivos llenos de ignominia como “Matamoros de las caguamas”, por el desmedido consumo de alcohol en el municipio. Poco después, recientemente, fue la instalación del mal llamado Relleno sanitario y desde entonces se le conoce a Matamoros como “El patio trasero de Torreón”, guardada toda proporción, lo que México (aunque nos duela) es para los gringos.

Antes del basurero en Matamoros se llevó a cabo un plan maestro con la coyoteada política de unos pozos de agua gruesa por el rumbo del cerro de las Noas, agua que un consorcio lechero de la región no la aceptó para sus vacas, al igual que con el basurero, el cabildo aprobó su instalación y conducción en tubos de asbesto todo eso se transó y con un miserable “moche” los representantes del pueblo se vendieron.

Ahora con esta administración ha regresado el viejo fantasma de las invasiones, los luchadores mesiánicos con mente socialista y estómago de capitalista reviven y espantan todo rasgo de progreso en un municipio de por sí sumido en el vicio del clandestinaje y la inoperancia de una administración decadente con pugnas internas, con el partido en el poder dividido en intereses mezquinos como la lana y con un Gobierno metido en el sistema de la diarquía.

A la fecha y en corto tiempo son tres invasiones, una en pleno periférico (Carretera Torreón-Saltillo), con 12 hectáreas, otra en los terrenos del antiguo Ciane con 18 hectáreas, donde por cierto fueron encarcelados dos de sus líderes, aunque eso no fue suficiente y los posesionarios siguen con los terrenos ocupados. Hace días más de 20 hectáreas (terrenos frente a una ladrillera) por el libramiento de Matamoros, carretera libre a Saltillo fueron tomados unos terrenos con todas las agravantes de la Ley y la autoridad municipal, ni señas.

Esos predios tienen dueños, eso lo saben todos pero cuando se cuenta con permiso para convertirse en paracaidistas es fácil y cualquier líder apoyado por los que mandan en el municipio se apersona: tiempos electoreros sin duda y cada quién lleva agua a su molinito como ha quedado demostrado en este acto de despojo o robo a despoblado como es la invasión.

Esto conlleva a que las inversiones vuelen como golondrinas agoreras, si de por sí poco o nada se ha hecho para que el municipio tenga infraestructura para traer inversiones y son otras personas ajenas al ayuntamiento actual las que promueven las inversiones.

Con estos actos de rapiña y con el consentimiento de las autoridades seguirá el desempleo como el primer jinete que cabalga en caballo de hacienda, el segundo es el vicio y sin duda el clandestinaje en ejidos y rancherías con permiso para vender a cualquier hora. Qué lástima que en Coahuila exista una Estado de Derecho todo maltrecho cuando así conviene.

Recuerdo cuando algunos ilusos ciudadanos protestaron en contra del Relleno sanitario, (2002), rápido, expedito y como de rayo llegaron las fuerzas vivas de seguridad pública de todo el Estado a defender los intereses particulares de esa empresa, recuerdo esa tarde-noche llegaron más de 100 patrullas, policías camuflados con las viseras de sus gorras en la nuca listos para tomar puntería y disparar (causaron risa en vez de provocar temor o miedo) y hasta una ambulancia, es más: había más policías que gente protestando en las afueras de este basurero; sin duda alguien de arriba los mandó o fue Raúl Sifuentes secretario de Gobierno o el gobernador Enrique Martínez o alguien que los rebasó y debe tener intereses en ese cochino negocio de la basura.

El gobernador de Coahuila quiere ser presidente de la República, eso sin duda es tener buenas pretensiones y cualquier ciudadano puede ser como lo dice nuestra carta magna, sin embargo ¿si en Matamoros no puede arreglar un asunto como es una invasión de terrenos, qué se puede esperar del gran changarro que es México?

Y aunque diga el gobernador que él no puede meter las manos porque el municipio es autónomo y soberano como lo dice el artículo 115, sin embargo, todos sabemos que los gobernadores en todo el territorio nacional son los amos y jefes en sus estados y este problema no sólo lastima al municipio de Matamoros de por sí dado un asco, sino a todo el Estado.

La inversión en este paupérrimo municipio parece que no es PRIoridad en esta administración, los promotores del trabajo, fábricas o maquilas corren despavoridas por la inseguridad e inestabilidad que se les ofrece por parte de las personas que mandan en el municipio, aquí sólo se practica la voracidad de un ayuntamiento, concediendo licencias para vender la mexicana alegría, los espacios deportivos son convertidos en antros, no hay proyectos, sin ambición o interés social sólo promover el vicio, rapiñar las arcas y hacer política bofa, con despensas, programas obsoletos y obras inconclusas.

En fin, ahora que se lleva a cabo una auditoría al ayuntamiento de Matamoros, Coahuila, por parte de una comisión de Hacienda del H. Congreso local, lo más seguro es que todo quede en faltas administrativas y simple peculado u omisión de cuentas, puras miasmas entre los que manejan la democracia y la transparencia en el Estado y el país en general.

La gente en Matamoros es como la de otros municipios comarcanos, noble, trabajadora, emprendedora y la prueba es que contra viento y otras tempestades la producción del campo es buena, el melón y la sandía son de una calidad suprema, lástima que por unos cuantos hombres y mujeres que dicen y pregonan que aman a Matamoros y utópicamente la falta de inversiones y la nula infraestructura tengan sumido al municipio en un desorden y lo malo es que ni hacen ni dejan hacer, porque sí hay gente que tiene el deseo de invertir y de hecho lo hace sin la ayuda del ayuntamiento.

Otra vez la sentencia de Daniel Cosío: -Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen- ¿será?

Correo electrónico:

linga_1031@hotmail.com

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