Es verdaderamente encantador. Esto es lo que dijimos Paola y yo al salir de la cita. En el coche nos preguntamos, ¿qué es lo que hace que opinemos así de una persona con la cual conversamos, por primera vez, sólo 30 minutos? O ¿Te ha pasado que hay personas que con sólo verlas te caen bien y te parecen buena onda? ¿Y otras que sin haber cruzado palabra con ellas ya no las soportas? O quizás, ¿alguna vez has estado en una ciudad desconocida, con un mapa en la mano, buscando a una persona que se vea amable para que te oriente y dejas pasar varias de ellas, hasta que encuentras a la adecuada que te invita a abordarla?
De acuerdo a los estudios, son siete los elementos que provocan que nuestro cerebro saque de manera rápida, inconsciente e intuitiva este tipo de conclusiones: ¿qué tan accesible eres?, ¿qué tanto interés muestras?, ¿de qué hablas?, ¿qué tanto te abres?, ¿cómo es tu energía?, ¿cuál es tu perspectiva de la vida? y ¿qué tan atractivo/a eres? Si nos percatamos de cada una de ellas, podemos tener una mejor idea de cómo somos y cómo nos ven los demás.
Sé accesible. A todos nos da miedo ser rechazados. Es parte de la condición humana. Cuando te sientes a gusto dentro de tu cuerpo, cuando con tu lenguaje corporal, tu sonrisa y tu contacto visual expresan ?soy accesible?, minimizas este miedo y te conviertes en una persona abordable. Esta apertura es la primera de las primeras impresiones: determina si un encuentro se llevará a cabo o no. Ahora que, es más fácil interpretar el lenguaje corporal de los demás que darnos cuenta del que enviamos nosotros. Pregúntate, ¿cómo es mi lenguaje corporal?, ¿es abierto?, ¿relajado?, ¿qué tanto hago sentir cómodo al otro?, ¿sonrío con facilidad?
Interésate por el otro. Éste es el gran secreto. Esto es lo que mejor habla de ti y la fórmula infalible para caer bien. Muestra honestamente que estás abierto/a a conectarte, que eres una persona sensible, inteligente, segura, capaz de entender qué hay debajo de una apariencia.
El interés se muestra de manera física al orientar nuestro cuerpo a la persona, verla a los ojos; y verbal al llamarla por su nombre, por la forma en que te diriges a ella: haz preguntas, escucha con todo tu cuerpo y responde. Evita hablar sólo de ti. La persona se sentirá agradecida y devolverá su interés. Esto puede sonar muy básico, pero son detalles que descuidamos con frecuencia.
Sé interesante. Cuando platicas con alguien, tienes la oportunidad de crear una conversación interesante, o plana y aburrida. Explora y genera temas del mundo, de la vida, de hechos del momento, de cultura, y lo que opinas de ello. Cuando compartes y discutes temas actuales te proyectas como una persona interesada y enrolada en la vida. Cuando somos pasivos, mostramos poco interés en lo que sucede en el mundo o en las ideas a nuestro alrededor, entonces, podemos parecer una persona aburrida, chiquita y metida sólo en sus cosas. Ésta es una más de las razones por las que hay que aprender e informarnos.
Revela algo de ti. Cuando te muestras vulnerable, cuando cuentas alguna debilidad que tienes, una pata que metiste, cuando te ríes de ti mismo/a, de inmediato te conviertes en una persona más cercana, más humana, y logras que el otro se sienta más confiado y a gusto por revelarte algo de sí mismo también. Y como magia, la relación se acerca. Claro que, de ti depende qué tanto quieres revelar y el ritmo en que lo haces. De hecho, las investigaciones muestran que una persona que se abre, que se quita la máscara, nos cae mucho mejor que una persona que no lo hace.
Empata con la energía del otro. Además de lo que digas, influye también la energía y habilidad que tengas para sincronizar con los demás. ¿Has pensado, por ejemplo, si hablas mucho? ¿Muy fuerte? ¿Muy lento o muy rápido? ¿Escuchas o interrumpes? ¿Tomas turnos? Se trata de entrar en una cadencia. Cuando tienes la sensibilidad de empatar tu ritmo y estilo con el del otro, harás que la conversación fluya de manera muy cómoda, por ende, causarás muy buena impresión.
Sé flexible y optimista. ¿Cuál es tu perspectiva de la vida y de ti mismo? Los demás te ven como una persona ¿relajada o alarmista?, ¿en control o como víctima?, ¿positiva o negativa?, ¿flexible o rígida? Te ves a ti mismo/a ¿superior, inferior o igual que los demás? Las personas difícilmente exponemos esto de manera directa, como: ?soy un optimista, inflexible en algunas cosas y me siento un poco superior a los demás?. Más bien, estas sutilezas las comunicamos indirectamente. En cada situación podemos hacer sentir importante o inferior al otro, así como también podemos enfocarnos en la belleza y humor o fealdad y superficialidad. Tú escoges en qué te enfocas y de qué platicas con los demás.
Siéntete atractivo/a. Tu presencia física también cuenta. No sólo por tu arreglo, que desde luego es importante, sino por la opinión que tienes de ti mismo, por tu actitud y por cómo te sientes dentro de tu cuerpo y cómo lo portas. Es algo intangible y, como el bostezo o la sonrisa, se contagia y afecta a los demás. Es un círculo mágico, y te sientes atractivo, te proyectas positivamente y, por ende, no sólo te ves más atractivo/a, sino que los otros también se sienten cómodos en tu presencia. Si, por el contrario, te sientes poco atractivo/a, los otros percibirán esa emoción negativa y se sentirán incómodos contigo, además de que te verán menos atractivo/a. Terminarás viéndote menos atractivo/a.
No cabe duda que este señor, que Paola y yo visitamos, reunía estas siete piezas clave, que al salir, hicieron que automáticamente comentáramos esto y que todos desearíamos que dijeran de nosotros: ¡qué persona tan encantadora!