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Radiografía | Sin proyecto ni futuro

Participación. El Jardín Hidalgo fue el marco para la representación del pasaje histórico del inicio de la lucha de indepencia de  México.  GABRIELA HERNÁNDEZ/ EL SIGLO DE DURANGO.

Participación. El Jardín Hidalgo fue el marco para la representación del pasaje histórico del inicio de la lucha de indepencia de México. GABRIELA HERNÁNDEZ/ EL SIGLO DE DURANGO.

El campo mexicano en punto de quiebra

?Cuando se agotó el modelo de apoyos del Estado, nos quedamos sin nada?, advierten.

El Siglo de Torreón

(Cuarta de cinco partes)

Comarca Lagunera.- Mientras los políticos sostienen luchas partidistas, el campo permanece en el olvido pagando la factura de los programas asistencialistas y la falta de visión. En este contexto son muchas las voces que advierten la necesidad de generar proyectos rentables de acuerdo a la tierra con recursos gubernamentales.

Para el diputado federal, Ulises Adame, los programas de Gobierno tienen como característica el populismo. ?Ya ni asistencialistas son, son más bien populistas, no hay un proyecto, no hay una política, en México no hay política de desarrollo agropecuario, no la hay aunque se diga que hay un programa de Alianza para el Campo, de Oportunidades, aunque se diga que los pobres son menos pobres y que tienen un seguro, no es verdad, no hay realmente un avance en el combate a la pobreza, hay mucho rezago y el asistencialismo es más una frase?.

Sostiene que México no tiene una política, no tiene cómo caminar, ?por eso somos el importador número uno de leche en polvo, importamos a 11 millones de litros de leche por día pero no podemos vender 50 mil litros de leche de la Comarca Lagunera, los lecheros la tiran, producimos maíz pero somos de los grandes importadores, importamos carne de los Estados Unidos, ya desplazamos a Japón como importador de carne empacada, frijol, cabritos, borregos, corderos, entre oleaginosas?.

Raúl Villegas Vizcaíno, maestro e investigador de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN), dice que el país no ha logrado construir una política de Estado respecto a la función agraria, que tenga seguimiento en las autoridades mexicanas, no hay la congruencia de un sexenio a otro.

?Todavía queda pendiente la tarea de elaborar una política de Estado sobre el agro?, expresa, ?falta integridad en considerar los aspectos del mercado, económicos, sociales, además de los productivos, no hay la armonía entre todos los elementos que conforman el campo?.

Para Jorge Contreras Casas, catedrático de Historia de México del Colegio de Ciencias y Humanidades de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED), lo que ha fracasado rotundamente han sido las reformas a la política agraria, y al final de la otra época también fracasó. Se agravó la situación desde las reformas del 27, pero ya desde antes venía. Fue una total falta de planeación. No ha habido ningún programa serio para el campo. Y ha tenido un manejo más político que productivo desde la época de Miguel Alemán.

Vladimir Moreno Salas, regidor del Ayuntamiento de Lerdo por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), e integrante de la Comisión de Desarrollo Rural Municipal, menciona que hay un proyecto que nada más favorece a los capitalistas.

?El campesino que no tiene nada, no recibe apoyo, y yo considero que en su historia tiene la capacidad de hacer producir al campo, desgraciadamente hay 40 mil agrónomos desempleados que si hubiera un gran proyecto podrían ser ocupados para orientar. Los campos están sin sembrar, las tierras no producen, nada más los pequeños propietarios y los ricos, y los campesinos gracias al Artículo 27 se ha visto precisado a vender las tierras a quienes las compran, creando una situación casi análoga a antes del Porfiriato?.

Ignorado por políticos

Armando Luévano González, maestro e investigador de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN), considera que, cuando se hace la representación del Estado en un régimen político, los Gobiernos han restado importancia al campo mexicano y en ese sentido, la política agraria ha sido un ?éxito?, porque ha obtenido los resultados que quiere: expulsar del campo mexicano a la gente de bajos recursos y obligarlos a vender su tierra.

?La política de Cárdenas fue truncada y nunca se manifestó en su máximo esplendor, hubiera sido un mayor éxito, pero la política del Estado mexicano ha sido un éxito para el Gobierno, aun en contra de los productores?, añade.

Luis López Álvarez, profesor de historia y ex coordinador del Congreso Agrario Permanente (CAP) en la Región Lagunera, cree que a la gente del campo le ha faltado unificarse, pero es consecuencia del sistema gubernamental, que ha captado a muchos de sus líderes y se han truncado así la lucha de los campesinos.

?Si hubiera unidad, el Acuerdo Nacional para el Campo sería realidad y hasta las modificaciones al 27 nos beneficiarían?.

Por su parte el presidente de la Cámara Agrícola y Ganadera de Torreón (CAGT), Pedro Vázquez Rodríguez, asevera que la política agraria es y ha sido un fracaso con el sector social y ahora con los pequeños propietarios, toda vez que los apoyos no son efectivos y hay que luchar mucho para que lleguen, como es el caso de las tarifas de energía eléctrica exigidas por los productores para ser competitivos, en la cual luchan desde hace más de un año y no se avanza, pese a las innumerables reuniones celebradas con la Comisión Federal de Electricidad, la Sagarpa, Secretaría de Economía y otras.

Pedro Peralta Chavarría, director del Instituto de Investigaciones Sociales de la UJED, menciona que los programas no siempre fueron un fracaso: ?de algunos años a la fecha, de Salinas de Gortari para acá, sí, se fue agotando el modelo y cuando se agota este modelo que era de apoyo del Estado no se sabe qué hacer, nos quedamos sin política, sin nada?.

Para Ulises Adame se está arrastrando a la población al vacío. Afirma que el campo es más importante de lo que algunos políticos han considerado, es más importante porque representa el 25 por ciento de la sociedad y por lo tanto de la estabilidad de este país, no se puede tomar tan a la ligera, da la impresión de que están funcionando los acuerdos que se tuvieron con el exterior, en términos de ir eliminando a las áreas menos productivas, que vaya el tiempo matando intenciones y que finalmente el tiempo sirva para desplazar lo que no es productivo y que los altos productores se queden encargados de la producción del país, mientras tanto irlo ?toreando?, manejando para que no se desborde y para que no ahorque a la población.

Las agroindustrias

Ramón Verduzco González, coordinador de la Comisión de Fomento Agropecuario en el Congreso de Coahuila, menciona que no todo el campo se encuentra empobrecido, algunos pequeños sectores se han visto beneficiados con las políticas de Estado.

?Conocemos el caso de los productores particulares, tenemos La Laguna por ejemplo, los productores de leche que se han extendido en diferentes partes del estado para la producción de forrajes, para otro tipo de productos para sostener la producción de leche, las carnes en fin, ellos sí han sido muy beneficiados. No así el sector social?.

Para el presidente de la Cámara Agrícola y Ganadera de Torreón (CAGT), Pedro Vázquez Rodríguez, desde que México entró en crisis a nivel nacional, se asemeja más a Chile en materia agropecuaria, donde los productores pequeños se acaban y sólo permanecerán las grandes empresas como Bimbo, las lecheras, los horticultores organizados. Los pocos agricultores que sobrevivan van a tener que vender sus productos a los precios que las agroindustrias fijen.

?Si no existe un programa gubernamental serio, responsable y se busca la soberanía alimentaria, por encima de cualquier interés político y social, el país tenderá a sufrir una tremenda carencia de alimentos?.

Expone que mientras México pueda producir en el campo gran parte de lo que se consume, al menos será un contrapeso de las importaciones, pues de lo contrario las condiciones cambiarán de manera desfavorable para todos los mexicanos.

Luis López Álvarez, ex coordinador del Congreso Agrario Permanente (CAP) en la Región Lagunera, aclara que si vamos a llamar agroindustrias a Lala, a Beta San Gabriel, que produce la leche Bell y otras empresas, nos engañaríamos. Lo cierto es que agroindustrias del campesino ya no hay, pues las plantas despepitadoras están en manos de particulares y otras ya se desmantelaron. Las agroindustrias que funcionan son de pequeños propietarios y de consorcios, donde no intervienen los campesinos, pero en la actualidad hay una nueva generación del campo que está empujando fuerte en la organización para rescatar lo poco que queda y ahí está la triple S ?Manuel Morúa?, que tienen sembradas casi seis mil hectáreas y proyecta una planta despepitadora y surte a los campesinos de fertilizantes, de semilla y otros insumos. La idea, enfatiza, es hacerles ver a los compañeros que sí se puede trabajar en el campo.

?Lo que también le debemos al sistema, es la falta de confianza entre nosotros mismos, porque todo mundo piensa que el que anda adelante es ratero, es como un slogan creado por el mismo sistema?.

Para Jorge Contreras Casas, catedrático de Historia de México del Colegio de Ciencias y Humanidades de la UJED, el éxito de las agroindustrias se explica por el fenómeno neoliberal, la concentración de la riqueza en pocas manos.

?Hay grandes productoras y comercializadoras de salsas, tomates, jugos, pero también hay que analizar que la mayoría de las marcas es de capitales extranjeros?.

El valor agregado

De acuerdo con Armando Luévano González, maestro e investigador de la UAAAN, el 90 por ciento de los campesinos no agrega valor a su producción, se queda en el proceso básico, en lo fundamental, y no acceden a las agroindustrias porque no cuenta con esos niveles de créditos e infraestructura.

?Tiene ventajas procesar los productos del campo, el problema está en que el campesino está incapacitado para emprender una agroindustria, ni tiene la organización?, manifiesta, ?esta distorsión está provocada no por el mismo productor sino por las mismas políticas de Estado?.

Por su parte Raúl Villegas Vizcaíno, maestro e investigador de la UAAAN, explica que cuando se tiene la combinación adecuada de tierras y de capital para trabajarlas, además de las vías de comunicación para la comercialización del producto, es posible tener éxito en el mercado agropecuario.

Sin embargo, en el caso de los campesinos, no se ha montado la infraestructura necesaria para esta producción.

Para Ulises Adame la agroindustria tiene capital, tiene mercado, proyecto y apoyos, el campo en general está al garete, desorganizado.

Exportamos reses, importamos carne

En México exportamos reses para luego importar bisteces. Los altos costos del crédito así como de los insumos para la engorda hacen mejor negocio en México vender becerros en pie que engordarlos, de acuerdo con representantes del sector ganadero.

En seis años, nuestro país se convirtió en uno de los principales exportadores de ganado vacuno a nivel mundial, al pasar del quinto lugar en 1997 a la segunda posición, según los datos más recientes, pero simultáneamente se transformó en uno de los principales países importadores de carne.

Datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) plantean que mientras México ocupaba en 1997 el octavo lugar entre los principales compradores de carne de bovino a escala internacional, los datos comparativos del 2003 muestran que ya estaba en el tercer puesto.

En el mismo lapso, las exportaciones ganaderas de México aumentaron en promedio 15.5 por ciento cada año al tiempo que las importaciones de carne lo hicieron 17.4 por ciento.

Para los ganaderos e industriales mexicanos, esta paradoja se debe a la falta de valor agregado que se le da al ganado en el país, a la carencia de proyectos productivos que incentiven la engorda nacional, y al debilitamiento de la producción de maíz amarillo y sorgo para alimentar a los animales.

?Es una gran preocupación que exportemos becerros de 150 kilogramos para que otros los engorden y estemos importando 400 mil toneladas de carne de diferentes cortes. Por eso ya se trabaja en un programa para rescatar del ganado de exportación carne para el país?, dice Juan Barrio, presidente de la Asociación de Mexicana de Engordadores de Ganado.

El valor acumulado de las importaciones de carne para el lapso considerado se ubicó en cuatro mil 600 millones de dólares, en tanto, las ventas al exterior de ganado vacuno sumaron dos mil 353 millones.

Es decir, el país gastó más dólares para importar un producto con valor agregado como la carne que los ingresos captados por exportaciones de ganado en pie.

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