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WASHINGTON, EU.- Altos funcionarios de la administración Bush reaccionaron con indignación a la información de Newsweek respecto de que interrogadores estadounidenses habían profanado el Corán en la base de Guantánamo, y la revista se retractó de su nota. Sin embargo, las acusaciones de que el Corán es tratado de manera irrespetuosa no son nada raro.
Un análisis de transcripciones de audiencias, registros de tribunales y documentos del Gobierno, así como entrevistas con ex detenidos, sus abogados, grupos de derechos civiles y personal militar estadounidense, revela que se han presentado decenas de acusaciones relacionadas con el Corán no sólo en Guantánamo, sino en prisiones manejadas por Estados Unidos en Irak y Afganistán.
El Pentágono realiza una investigación interna de los presuntos abusos en Cuba. La administración se ha negado a señalar lo que la indagación, que tardará semanas en completarse, ha descubierto hasta el momento.
Las acusaciones contienen descripciones detalladas de lo que prisioneros musulmanes dijeron fue un trato irrespetuoso del Corán, a veces en forma deliberada y provocadora.
En un caso, un preso iraquí sostuvo que un soldado hizo que un perro guardián llevara una copia del Corán en el hocico. En otro, guardias en Guantánamo escribieron obscenidades en una copia del libro sagrado, según reportes.
Un prisionero dijo que un soldado orinó en su copia y otros dijeron que guardias ridiculizaban el texto religioso asegurando que las palabras de Alá no los salvarían.
Cinco ex detenidos contaron al Times casos de profanación. Jamal Harith, un musulmán británico, dijo que los guardias en Guantánamo con frecuencia tiraban y pateaban su libro.
Al parecer, algunos de los incidentes fueron involuntarios o producto de la falta de entendimiento del personal estadounidense sobre lo sensibles que son los detenidos musulmanes a la falta de respeto por su libro sagrado. En varias ocasiones, por ejemplo, se tiraron copias del libro durante altercados con prisioneros que se negaban a salir de sus celdas. Otros casos, empero, al parecer fueron deliberados.
“Le arrancaron las hojas y lo arrojaron al suelo”, indicó el ex detenido Mohammed Mazouz sobre los guardias en Guantánamo. “Orinaban en él, caminaban sobre él y lo usaban como alfombra”.
Tarek Dergoul, otro musulmán británico detenido en Guantánamo cuya historia, igual que las de otros, ha sido colocada en Internet, dijo que “leían la traducción del Corán al inglés con los pies arriba de las sillas y burlándose, diciendo, por ejemplo, que tenía más preguntas que respuestas”.
La revista Newsweek publicó en su edición del nueve de mayo que militares estadounidenses arrojaron ejemplares del libro sagrado musulmán por el retrete en el campo de prisioneros que EU tiene en la base naval de Guantánamo, en Cuba.
Una semana más tarde la revista dijo que había un error en la información y se retractó de la misma, tras ser presionada por la Casa Blanca y el Pentágono.
Después de que la revista se retractara, la Cruz Roja Internacional confirmó que había comunicado al Pentágono las acusaciones sobre las supuestas profanaciones en base a las denuncias de presos de Guantánamo que habían sido liberados.