EFE
SANTIAGO DE CHILE.- El careo entre Augusto Pinochet y el que fuera el jefe de su Policía secreta, Manuel Contreras, dejó en claro que el ex dictador chileno era quien daba las órdenes para la represión, opinó ayer el abogado del segundo, Juan Carlos Manns.
El abogado, que visitó ayer a Contreras en el Penal Cordillera, anunció que pedirá que se revisen todas las sentencias que se han dictado en distintas causas contra su representado, en razón del resultado del careo llevado a cabo el viernes.
Según Manns, antes del inicio del careo, Pinochet pidió disculpas por haber declarado al juez días antes que en 1978 decidió apartar del cargo en la Dirección de Inteligencia Nacional (Dina) a Contreras, porque éste le había ofrecido unos depósitos de fondos en el extranjero.
“Eso no es así, fue un exabrupto, y por eso le pido disculpas”, aseveró el ex dictador a Contreras, según relató el abogado a los periodistas.
El inédito careo entre ambos militares fue ordenado por el juez Víctor Montiglio, que investiga los crímenes de la “Operación Colombo”, montada en 1975 para encubrir 119 desapariciones, caso en el que Pinochet fue desaforado.
El juez busca determinar si efectivamente Pinochet era el jefe máximo del organismo represor, como asegura Contreras y también definir el papel de ambos en la represión. El abogado Manns en declaraciones dijo que el objetivo que tuvo para pedir el careo se cumplió cabalmente.
“Logramos lo que queríamos lograr, que al juez le quedara claro que si bien el general Contreras era el director ejecutivo de la Dina, el general Pinochet era el director superior, el que daba las órdenes, y de eso el ministro ya no tiene ninguna duda”, recalcó Manns.
Por ello, anticipó que pedirá que el resultado de este careo se incluya en todos los juicios que están abiertos contra el general Contreras, en los cuales no constaba su subordinación de Pinochet e, incluso, adelantó que pedirá la revisión de algunas sentencias condenatorias.
Manns indicó que solicitará que se revise la condena de 12 años que cumple Contreras por el crimen y la posterior desaparición del militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) Miguel Áangel Sandoval, en 1975.
