“Zedillo tenía en sus manos la oportunidad de construir un verdadero Estado de Derecho si me hubiesen juzgado estrictamente por los errores que había cometido. Pero destruyeron el Estado de Derecho permitiendo la fabricación y distorsión de todos los procesos”.
Raúl Salinas de Gortari
Me queda claro que Raúl Salinas de Gortari no es ningún santo. Valga recordar la enorme fortuna que acumuló durante el Gobierno de su hermano Carlos. Tan sólo en bancos de Suiza se le han hallado más de cien millones de dólares, depositados bajo nombre falso y entregados por empresarios diversos para un supuesto fondo de inversión que huele a todo menos a un negocio legítimo. Pero si se le debe castigar que sea por las faltas que cometió. Y no por supuestamente haber ordenado el asesinato de su ex cuñado José Francisco Ruiz Massieu, una acusación que parece hoy tan endeble como siempre. Salinas, encarcelado por ese homicidio desde febrero de 1995, se juega su última carta.
El segundo tribunal colegiado con sede en Toluca definirá esta semana, posiblemente mañana jueves nueve de junio, su decisión sobre el amparo presentado por el hermano del ex presidente.
Salinas ha sido ya condenado por un juez de primera instancia y la decisión fue respalda por un tribunal de apelación. Son muchos los argumentos que hacen dudar de la culpabilidad de Raúl Salinas de Gortari en el caso de homicidio. La mayoría están incluidos en el libro Todo lo que el juez ignoró para sentenciarme.
El alegato de amparo recupera muchos de los elementos incluidos en ese texto. La acusación en contra de Salinas se sigue basando fundamentalmente en un testimonio, el de un testigo pagado llamado Fernando Rodríguez González. El asesino material de Ruiz Massieu, Daniel Aguilar Treviño, lo señaló a él como responsable de haber ordenado el acto.
Rodríguez González a su vez señaló al desaparecido diputado Manuel Muñoz Rocha como el último responsable intelectual del homicidio. Después que su hija recibió medio millón de dólares de la Procuraduría General de la República, sin embargo, Rodríguez González cambió su testimonio.
Y en un dicho de oídas, que nunca debió haber sido aceptado como testimonio, declaró que Muñoz Rocha había involucrado a Salinas de Gortari. El entonces procurador de la República, el panista Antonio Lozano Gracia y el subroprocurador especial Pablo Chapa Bezanilla estaban tan convencidos de la responsabilidad de Salinas que se dejaron embaucar en un cuento surrealista por parte una bruja, Francisca Zetina, “La Paca”, a quien le pagaron un millón de pesos por información.
Ella los llevó a un sitio, en el rancho El Encanto de Salinas, donde se encontraba un cuerpo ilegalmente inhumado. Lozano y Chapa supusieron haber encontrado el cadáver de Manuel Muñoz Rocha. Otro testigo, también pagado, declaró haber visto cómo Raúl mataba a Muñoz Rocha con un ‘bat’ de beisbol. Los análisis del cadáver, sin embargo, demostraron que el cuerpo había sido sembrado y que era del consuegro de La Paca.
El juez de primera instancia, Ricardo Ojeda Bohórquez, reconoció las dudas del caso y señaló que ninguna prueba comprobaba contundentemente la participación de Salinas en el homicidio. Pero en su sentencia argumentó que la acumulación de pruebas circunstanciales lo llevaba a considerar a Salinas responsable de ese homicidio.
Un tribunal de circuito ratificó la culpabilidad pero redujo la condena de 50 a 27 y medio años de cárcel. Raúl Salinas no quiso interponer el recurso de amparo al que tenía derecho durante el sexenio de Ernesto Zedillo porque consideraba que el entonces presidente influía indebidamente sobre el sistema judicial.
Tampoco presentó el recurso, sin embargo, en los primeros años de Gobierno de Vicente Fox. A sabiendas que se jugaba la última carta, el amparo ha sido elaborado con sumo cuidado. Y Salinas ha contratado para presentarlo a uno de los abogados más reconocidos del México actual, Alonso Aguilar Zinser. Para conocer el desenlace de este caso, por el que Salinas ya ha pasado diez años en la cárcel, habrá que esperar a la decisión de los tres magistrados del segundo tribunal.
Sólo ahora se determinará si se violaron sus derechos con la compra de testigos. Y quizá el resultado sea una situación en la que se castigue a Salinas por lo que hizo -que es mucho sin duda- y no por un crimen que al parecer no cometió.
EL DINERO
Resulta claro que el dinero de Raúl fue aportado por varios empresarios. Carlos Peralta lo ha dicho abiertamente y se habla también de aportaciones fuertes de Roberto González y Carlos Hank González. Lo que nunca ha quedado claro es para qué se acumulaban estas cantidades en Suiza. Carlos Salinas de Gortari siempre ha negado saber de la existencia de ese fondo, pero en una grabación clandestina de una conversación telefónica Raúl afirmó que su hermano le había pedido que reuniera el dinero.