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Realidades/Nuestro concepto

La premisa se antoja tan simple que no tendríamos que darle más vueltas al asunto: basta con que cada quién haga su trabajo, dicen los empresarios y jefes policiacos que hoy rechazan la contundente afirmación del presidente del Consejo de Participación Ciudadana de la PGR, Luis Cuerda Martínez, en el sentido de que es necesaria la militarización de la Región Lagunera para combatir al “narcomenudeo”.

Y efectivamente, si cada corporación policiaca hiciera siempre lo correcto; si cada oficial, ya sea federal, estatal o municipal, estuviera realmente comprometido con salvaguardar la seguridad de los ciudadanos y atacar de frente todas las conductas delictivas, pues México sería simplemente otro país. Lo notable del asunto es que eso de que cada quién haga lo que le corresponde es una apuesta propia de los ingenuos o aquellos que no conocen nuestra historia.

Si todos los gobernantes privilegiaran la agenda nacional sobre la particular, al igual que todos los funcionarios, políticos y jefes policiacos y sobre todo, si los ciudadanos no extendieran día a día su capacidad para asimilar y tolerar las conductas impropias y hasta delictivas, si no perdieran un poco, cada hora, de su capacidad de asombro y respuesta ante la creciente inseguridad pública, pues simplemente estaríamos hablando de otro país.

Para desgracia de todos, en México la miseria y la ignorancia son mayoría, y la corrupción e ineptitud son características generalizadas entre quienes por mandato de Ley, están obligados a combatir a los delincuentes y asegurar que los famosos y multicitados Estado de Derecho e Imperio de la Ley, sean algo diferente al actual monumento nacional a la simulación.

El jefe del Grupo Especial, Enrique Ruiz Arévalo y el ex presidente del Consejo Lagunero de la Iniciativa Privada (CLIP), Roberto Rodríguez Cruz, coinciden en afirmar que la militarización del combate al “narcomenudeo” en la Comarca Lagunera, simple y sencillamente no es necesaria, ya que basta con que cada una de las corporaciones realice su trabajo de manera eficiente. Que cada quién haga lo que corresponde es sin duda la receta del éxito en prácticamente todas las acciones organizadas de la humanidad.

El gran problema es que no se pueden esperar peras del olmo, aunque a éste se le asigne la responsabilidad de darlas y grite a los cuatro vientos que puede... simplemente no está en su naturaleza.

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