EFE
LONDRES, INGLATERRA.- La feria bianual de armamento de Londres ofrece entre sus productos las controvertidas bombas de racimo, condenadas por las organizaciones humanitarias de todo el mundo por sus efectos sobre la población civil.
Según publicó ayer el diario británico The Independent, la Feria Internacional de Equipos y Sistemas de Defensa, que se celebra desde el martes hasta mañana viernes en el recinto Excel de la capital, acoge la venta de ese explosivo, pese a que oficialmente no permite su promoción.
Las bombas de racimo tienen el tamaño de una lata de refresco y están pintadas de vivos colores, lo que a menudo llama la atención de los niños, sus principales víctimas en las zonas de conflicto.
Aunque la feria londinense no quiere, en teoría, promover su uso, entre las mil 200 empresas que exponen sus productos hay al menos una, la sudafricana Denel, que las vende, denuncia el diario. Preguntado por el rotativo, un portavoz de dicha empresa, Gyfford Fitchat, recordó que las bombas de racimo no son ilegales y que, en cualquier caso, la compañía sólo las exportará a “países estables y maduros”.
Paul Beaver, portavoz de la organización, confirmó la oposición formal de la Feria a ese tipo de explosivo -“que no es siquiera un tema de conversación”-, pero precisó que no se puede impedir a las empresas que lo comercialicen.
Las bombas de racimo, responsables de causar heridas a unos mil niños en Irak a causa del actual conflicto bélico, según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), no son ilegales, pero son especialmente condenadas por Naciones Unidas y Organizaciones No Gubernamentales por su poca precisión y grandes “daños colaterales”.