La nueva ley migratoria conocida como "Real ID" plantea la restricción a la expedición de licencias de conducir a los indocumentados, así como la construcción de un nuevo muro en la frontera.
México, (EFE).- El Gobierno mexicano lamentó hoy la decisión del Congreso de EU de respaldar una ley migratoria conocida como "Real ID", que ayer aprobó el Senado estadounidense y ahora espera la promulgación del presidente George W. Bush.
"Construir muros no es la mejor manera de atender los retos que compartimos en una frontera común. Este Gobierno seguirá impulsando las vías diplomáticas y políticas para lograr una migración legal, segura, ordenada y respetuosa de los derechos humanos", indicó el portavoz de la Presidencia mexicana, Rubén Aguilar.
El alto funcionario precisó que esta tarde habrá un pronunciamiento oficial de la Cancillería de México sobre esta nueva ley "amtiinmigrantes".
La "Real ID" plantea varias medidas, entre las cuales se encuentra la restricción a la expedición de licencias de conducir a los indocumentados en EU, muchos de los cuales son mexicanos, así como la construcción de un nuevo muro en la frontera con México.
Los promotores de la ley, encabezados por el republicano James Sensenbrenner, presidente del Comité Judicial de la Cámara de Representantes, consideran que esta legislación es indispensable en la lucha contra el terrorismo.
"Estas medidas están en el ámbito de la soberanía de un país, pero las lamentamos", señaló Aguilar.
"Toda acción que no favorezca la solución de un problema migratorio en el marco de una migración legal, ordenada y respetuosa de los derechos humanos, sí preocupa al Gobierno de México", agregó.
Desde el año 2000, el Gobierno del presidente Vicente Fox ha intentado conseguir un acuerdo migratorio que regularice la situación de los indocumentados mexicanos que viven en EEUU, calculados en unos cinco millones.
Sin embargo, los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 incidieron en la congelación de las negociaciones y supeditado cualquier debate en busca de un acuerdo migratorio a aspectos de seguridad interna de EEUU, prioritarios para Bush.