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Recibe Benedicto XVI la investidura papal

Señala el Santo Padre que su programa de Gobierno no es seguir sus propias ideas, sino la voluntad de Dios

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ROMA, ITALIA.- El Papa Benedicto XVI recibió ayer el palio y el anillo del pescador, símbolos del Pontificado, durante la solemne misa de su investidura, en la que reconoció ser un “débil siervo de Dios” ante una “tarea inaudita”.

El Papa, que con la misa celebrada en la Plaza de San Pedro inició formalmente su Pontificado, aseguró que su programa de Gobierno no es seguir sus propias ideas, sino la voluntad de Dios.

“¡No tengan miedo de Cristo! Él no quita nada y lo da todo. Quien se da a Él, recibe el ciento por uno. Sí, abrid de par en par las puertas a Cristo, y encontrarán la verdadera vida”, dijo Benedicto XVI al final de su homilía, citando las palabras pronunciadas por su predecesor Juan Pablo II en la misa del inicio de su Pontificado en 1978.

Antes de pronunciar la homilía, Benedicto XVI recibió los símbolos de asunción del ministerio “petrino”: el palio o estola de lana con cinco cruces rojas bordadas, y el anillo del pescador.

El palio le fue entregado por el protodiácono, cardenal Jorge Medina Estévez, y el anillo por el decano del colegio cardenalicio, Ángelo Sodano.

El Papa dijo que el palio es un “signo antiquísimo, que los obispos de Roma llevan desde el siglo IV” y que “puede ser considerado como una imagen del yugo de Cristo, que el obispo de esta ciudad, el siervo de los siervos de Dios, toma sobre sus hombros”.

“El yugo de Dios es la voluntad de Dios que nosotros acogemos. Y esta voluntad no es un peso exterior, que nos oprime y nos priva de libertad. Conocer lo que Dios quiere, conocer cuál es la vía de la vida, era la alegría de Israel, su gran privilegio”, afirmó.

Añadió que “en realidad, el simbolismo del palio es más concreto aún: la lana de cordero representa a la oveja perdida, enferma o débil, que el pastor lleva a cuestas para conducirla a las aguas de la vida”.

Recordó que el segundo signo con el cual la liturgia representa el inicio del ministerio petrino es la entrega del anillo del pescador.

Al respecto dijo que “la llamada de Pedro a ser pastor, que hemos oído en el Evangelio, viene después de la narración de una pesca abundante; después de una noche en la que echaron las redes sin éxito, los discípulos vieron en la orilla al Señor resucitado”.

La misa se inició a las 10:00 horas (08:00 GMT) en el sagrario de la Basílica de San Pedro.

“Y ahora, en este momento, yo débil siervo de Dios, he de asumir este cometido inaudito, que supera realmente toda capacidad humana”, reconoció. Pero dijo no estar solo, pues “una multitud de santos me protege, me sostiene y me conduce”.

El Papa dijo no necesitar presentar un programa de Gobierno pues “algún rasgo de lo que considero mi tarea lo he podido exponer ya en mi mensaje del miércoles 20 de abril, y no faltarán otras ocasiones para hacerlo”.

“Mi verdadero programa de Gobierno es no hacer mi voluntad, no seguir mis propias ideas, sino de ponerme, junto a toda la Iglesia, a la escucha de la palabra y la voluntad del Señor, y dejarme conducir por Él, de tal modo que sea Él mismo quien conduzca a la Iglesia en esta hora de nuestra historia”, declaró.

En la ceremonia estuvieron presentes 141 delegaciones oficiales, incluidos 36 jefes de Estado y de Gobierno. En la plaza y sus alrededores se congregaron unas 500 mil personas, según estimaciones de las autoridades italianas.

RECUERDA A JUAN PABLO II

El primer acto del Pontífice, que fue recibido con aplausos por la multitud, fue un homenaje en el “Trophaeum”, es decir la tumba de San Pedro, en las Grutas Vaticanas, a donde descendió al lado de los patriarcas de las Iglesias orientales.

Posteriormente, el Papa se trasladó al Altar de la Confesión en el interior de la Basílica, desde donde comenzó la procesión al exterior para la celebración de la misa de investidura.

“Benedicto, Benedicto”, gritaron los fieles reunidos en la plaza cuando el Papa apareció en el sagrario para dar inicio a la ceremonia. Al comienzo de su homilía, el Pontífice recordó “los funerales de nuestro Santo Padre Juan Pablo II.

“Cómo nos hemos sentido abandonados tras el fallecimiento de Juan Pablo II, el Papa que durante 26 años fue nuestro pastor y guía en el camino a través de nuestros tiempos”, dijo.

“Él cruzó el umbral hacia la otra vida, entrando en el misterio de Dios. Pero no dio este paso en solitario. Quien cree, nunca está solo; no lo está en la vida, ni tampoco en la muerte”, agregó.

También se dirigió a quienes “renacidos en el sacramento del bautismo, aún no están en plena comunión con nosotros y, a vosotros hermanos del pueblo hebreo, al que estamos estrechamente unidos por un gran patrimonio espiritual común, que hunde sus raíces en las irrevocables promesas de Dios”.

RECORRE PLAZA DE SAN PEDRO

El Papa Benedicto XVI recorrió ayer en un vehículo abierto la plaza de San Pedro, tras la ceremonia de inicio de Pontificado y luego recibió a las delegaciones oficiales de 141 países al interior de la basílica vaticana.

Visiblemente emocionado y sonriente, vestido con la “casula” ó túnica dorada, el Pontífice fue aclamado por la multitud durante su recorrido por la plaza de San Pedro.

La larga ceremonia, celebrada en el sagrario de la Basílica de San Pedro, duró dos horas y 40 minutos.

Una vez finalizada la homilía dominical Benedicto XVI, sentado en el trono pontificio, saludó de mano una a una las 141 delegaciones oficiales que llegaron para la ceremonia.

Entre los primeros en saludar al Papa estuvieron los reyes españoles, Juan Carlos I y Sofía; ella vestida de blanco, privilegio concedido a las reinas católicas. También de blanco vistió la gran duquesa de Luxemburgo, María Teresa, junto al gran Duque Henri.

Retos a enfrentar

La unidad de los cristianos, el desarrollo del Concilio Vaticano II, la colegialidad en la Iglesia y la paz en el mundo son retos a los que se tendrá que enfrentar Benedicto XVI.

*El Papa se comprometió a proseguir las líneas marcadas en el Concilio Vaticano II, a promover la unidad de los cristianos y a trabajar por la paz en el mundo.

*En la Misa de inicio de Pontificado reiteró la necesidad de que todos los seguidores de Cristo vuelvan a unirse e imploró a Dios que “no permita que se rompa la red”.

*La Iglesia tiene pendiente el tema de la colegialidad (Gobierno común), es decir la relación entre la Curia y los episcopados nacionales.

*Los ortodoxos no reconocen la validez de los sacramentos católicos, al contrario que la Iglesia Católica que sí admite, desde el Vaticano II, los de la Iglesia ortodoxa.

*La “descristianización” de Occidente, sobre todo de Europa y el proceso de globalización, que está haciendo a los países ricos cada vez más ricos y a los pobres más pobres.

*Cada día son más las voces, también dentro de la Iglesia, que se alzan para poner fin al celibato y permitir que un sacerdote pueda elegir si casarse o no.

FUENTE: Agencias

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