EL PAÍS
LA HABANA, CUBA.- Apenas unos días después de ganar las elecciones en Bolivia por mayoría absoluta, Evo Morales llegó el viernes a La Habana para entrevistarse con Fidel Castro, que en los últimos años ha ejercido casi de padrino político y consejero del líder cocalero. Aunque hasta el 22 de enero no tomará posesión del cargo, el mandatario cubano lo recibió en el aeropuerto con honores de jefe de Estado y tratamiento oficial de “compañero”, reservado en la isla sólo a aquellos que son considerados “amigos de la revolución”.
Morales llegó a La Habana acompañado de una delegación de diputados electos del Movimiento al Socialismo (MAS) en una nave de Cubana de Aviación enviada especialmente por Castro para recogerle. Realmente, se trata de una visita relámpago -menos de 24 horas- de características especiales. Hasta el viernes, no había programa oficial ni más objetivo declarado que el encuentro entre ambos líderes, que durante los últimos cuatro años han trabado una intensa relación de amistad y complicidad, cimentada en su sintonía política e ideológica y en los sueños comunes de impulsar una integración latinoamericana “verdadera”, que sirva de freno al “imperialismo yanqui” en el hemisferio.
El diario oficial Granma se congratulaba el viernes en primera página de la visita del “compañero Evo Morales, presidente electo de la hermana República de Bolivia” y resaltaba el compromiso de Cuba y de los nuevos dirigentes bolivianos en “consolidar una verdadera integración basada en la solidaridad y el humanismo”. En el aeropuerto, antes de sonar los himnos y las marchas militares ante una representación de soldados vestidos con uniforme de gala, Castro llamaba a “ser reflexivos” ante el cambio de la correlación de Fuerzas en América Latina.
“Parece que el mapa viene cambiando… hay que observar mucho, informarse bien”, decía el presidente cubano, al intercambiar impresiones con un grupo de periodistas, con expresión de estar disfrutando el momento. Momentos después, nada más pisar tierra, el líder del MAS declaró sentirse “emocionado”. Y Castro apostilló: “lo invitamos antes de las elecciones porque sabíamos que iba a triunfar”.