Londres, (EFE).- El uso de perros de la raza "beagle" en los medios de transporte públicos de Londres podría ser la mejor solución para proteger a los pasajeros de atentados terroristas, argumentó un prestigioso experto en seguridad, Bob Ayers.
Según Ayers, que trabaja en el londinense Instituto Real de Relaciones Internacionales (Chatham House), estos perros de fino olfato podrían detectar explosivos en el metro y en los autobuses, donde otras medidas serían más difíciles de aplicar.
El "beagle" es un perro pequeño de grandes orejas y hocico largo conocido por el gran público gracias al personaje de cómic "Snoopy".
En opinión del experto, su apariencia afable "no intimidaría a los viajeros como otros perros tipo 'rottweilers' o mastines".
El uso de "beagles" ha aumentado en el Reino Unido desde los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, pero Ayers sugiere que podría extenderse a toda la red de transporte público de la capital, más vulnerable a atentados que, por ejemplo, los aviones.
Por la naturaleza del transporte en Londres, con trece líneas de metro que se interconectan y multitud de autobuses sin ningún tipo de control de seguridad, es casi imposible prevenir atentados como los del pasado jueves.
Al menos 52 personas y unas 700 resultaron heridas en los ataques contra tres estaciones de metro y un autobús de Londres, perpetrados por cuatro ciudadanos británicos de origen paquistaní.
Las aerolíneas intentan prevenir atentados terroristas con policías armados que viajan en algunos vuelos y los aeropuertos han aumentado los controles de pasajeros desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
Pero ese tipo de medidas son poco viables en el transporte público, ya que significarían un gasto enorme y mermarían su funcionamiento.
Además de un aumento de las cámaras de seguridad y del uso de "beagles", Ayers plantea otras posible medidas, que serían, en su opinión, más costosas y tal vez menos operativas que los perros.
Así, se puede estudiar la instalación de "máquinas husmeadoras", como las que ya se usan en los aeropuertos británicos para detectar explosivos en bolsas.
O máquinas de rayos X, como las que se han probado en el aeropuerto londinense de Gatwick, aunque su uso provocaría largas colas y "el público podría quejarse de violación a su intimidad".
Según Ayers, podría pedirse prueba de identidad en el momento de comprar los billetes, pero, con los más de mil millones de viajes que se efectúan cada año en Londres en metro y autobús, esta medida tampoco sería práctica.
Otras sugerencias de Ayers son guardas en los autobuses y los trenes o autobuses a prueba de bomba, como los que ha puesto en práctica Israel.