Algunos comentaristas han querido iniciar una polémica, en torno al libro editado por el Ayuntamiento de Guadalajara para los niños del tercer grado escolar en el que se contempla un curso de Historia y Geografía de la ciudad capital del estado de Jalisco.
La polémica no contempla el hecho plausible de enseñar a nuestros niños y jóvenes a apreciar la cultura más local; en estos tiempos en los que la globalización informativa y cultural plantea el peligro que sepamos un poco de algunas cosas que suceden en la antípoda, pero ignoremos absolutamente lo más nuestro, llámese familia, barrio, pueblo o ciudad e incluso nación.
Por ello ante una crítica que se ha lanzado contra el texto incluso antes de la publicación de: Guadalajara Historia y Geografía, quisiera considerar plausible el hecho mismo de que se busque rescatar la memoria de las costumbres, tradiciones, historia y geografía de esta patria chica tapatía.
El presidente municipal de Guadalajara el licenciado Emilio González Márquez en la presentación que hace del referido libro plantea el deseo de que, a través del conocimiento que promueve “de las costumbres, la transformación del espacio geográfico... los relatos e imágenes, nos ofrecen otra forma de valorar la riqueza de nuestro municipio”.
La polémica se centra en dos motivos: Se critica que en estos tiempos preelectorales, el alcalde que ha manifestado claramente su intención de contender en pos de la gubernatura del estado jalisciense, edite este libro que puede ser tomado por algunos como instrumento de propaganda personal en pos de esa intención política.
A ese respecto diría no con relación a este caso en particular, sino en cualquiera, que un proceso electoral tan largo como el que desgraciadamente sufre ya no sólo México como país, sino cada estado y cada municipio, pudiera promover una inactividad casi total, en caso de que los políticos en ejercicio tuvieran miedo de que cualquier obra que desarrollen sea tomada como acto de proselitismo impugnable.
El segundo motivo establece que el libro es una abierta apología a la religión católica. He leído el libro y por ello sostengo que en él se refleja una historia real de lo que Guadalajara ha sido desde tiempo en que los xalixca, tecuexes, cocas y caxcanes habitaron estas tierras y sobre todo desde que en 1542 se instaló definitivamente el grupo de colonos en el valle de Atemajac.
Lo que no se puede dejar de señalar cuando se trata de construir objetivamente un estudio histórico de esta ciudad es la influencia que notables personajes de la jerarquía católica como Antonio Alcalde, Juan Ruiz de Cabañas, Francisco Orozco y Jiménez o José Garibi Rivera por citar sólo a algunos, han hecho por esta noble e ilustre ciudad. No creo que objetivamente hablando eso sea apología a una religión en perjuicio de quienes no profesan esa fe, y sí en cambio creo que durante muchas décadas se quiso escribir una historia oficial silenciando el hecho objetivo del aporte cristiano a la cultura nacional.