Buenos Aires, (EFE).- A 70 años de su muerte, Carlos Gardel es algo más que un "bronce que sonríe" en Argentina, donde el cantor de tangos es objeto de homenajes que trascienden los mitos y las controversias que rodean su figura.
En cafés, teatros, museos y centros culturales de Buenos Aires, se recuerda desde comienzos de este mes al "Zorzal criollo", cuando se cumplen siete décadas de su muerte.
"Espero que este aniversario sirva para algo más que exacerbar el pobre debate sobre si Gardel nació en Uruguay o en Francia", dijo a EFE Julián Barsky, autor de una biografía que echa por tierra con varias leyendas sobre quien también fue conocido como "El mudo".
Para el músico y periodista, que escribió "Gardel: la biografía" junto con su padre, Osvaldo Barsky, "el mito posterior" al accidente de aviación que el 24 de junio de 1935 costó la vida al artista en la ciudad colombiana de Medellín "tapó al ser humano".
"Atrás de eso, hubo una persona con una enorme inteligencia, que trabajó, exploró, supo aprovechar su talento y capacidad, fue solidario y un visionario que siempre estuvo un poco más allá que el resto de los músicos", dijo.
Según el especialista, fueron esas cualidades las que permitieron al "Morocho del Abasto", que murió a los 44 años, convertirse en un personaje emblemático no sólo en Argentina, sino en buena parte del mundo.
A raíz de ello, el Gobierno de Buenos Aires organizó el ciclo "Gardel vive en América" junto con Santiago de Chile, Montevideo y Tacuarembó (Uruguay), Bogotá y Medellín (Colombia), ciudades que también formaron parte de la historia del cantante.
Entre otras cosas, en la capital argentina hubo un campeonato de tango salón, un ciclo musical, exposiciones en el museo existente en la casa porteña donde vivió Gardel, proyecciones de sus películas y espectáculos callejeros.
En otras ciudades latinoamericanas que se sumaron al homenaje se programaron actividades similares, como actuaciones de los músicos argentinos Néstor Fabián, en Colombia; Rubén Juárez, en Chile; y Rodolfo Mederos, en Uruguay.
La imborrable sonrisa del intérprete de "Mi Buenos Aires querido" fue, según Barsky, una de las muestras de que "Gardel era muy de avanzada en eso de saber venderse y no dudó en armar estéticamente lo que hiciera falta para componer el personaje".
"Un estudioso que consultamos para el libro nos dijo que Gardel mejoró su sonrisa con cirugía dental. El propio cantante reconoció que se operó el tabique nasal, pero además hizo un esfuerzo enorme para adelgazar, ya que en los años 20 pesaba 120 kilos y en sus últimas películas no llegaba a los 70", agregó.
Venerado como un santo por algunos de sus admiradores, según una encuesta reciente el artista que "cada día canta mejor" es una de las figuras que mejor representan a Argentina y en este país es común escuchar que si alguien es bueno en lo que hace "es Gardel".
