Se cumplen 48 años de la muerte del reconocido actor mexicano Pedro Infante
Notimex
Mérida, Yuc.- Hombre conocido por generaciones de yucatecos, mexicanos y turistas que visitan el centro histórico de esta ciudad, Fernando Capetillo de la Cruz recuerda un aniversario más de la desaparición de quien fuera el cliente más famoso que ha atendido en su vida: Pedro Infante.
?¿Qué puedo decir de él?... ya lo dije todo y no pocas veces, era una gran persona, era a todo dar?, asegura el peluquero de recién cumplidos 68 años de edad y a quien tocó en oportunidad ser la última persona que le cortó el pelo al ídolo de Sinaloa de cuya muerte, acaecida en esta ciudad, se cumplen 48 años.
Hijo de otro famoso peluquero meridano, Santiago Capetillo Alpuche, el entrevistado recibió de su padre la herencia de atender a Infante, a quien, reconoce, sólo atendió en tres ocasiones, la última, ?diez ó 12 días antes de su muerte?.
?Ese día lo atendí en los terrenos del Fénix (donde hoy se ubican un hospital, fraccionamientos y escuelas), allá se encontraba un aeródromo y le corté el pelo justo junto a una enorme piedra?, señala al alzar su mano a una altura de alrededor de dos metros.
Antes, le había cortado el pelo en la que fuera su residencia en la avenida que conduce al aeropuerto de esta ciudad y en su local, ubicado en la calle 60 del centro histórico meridano, justo enfrente del hotel Mérida donde otros célebres clientes requirieron sus servicios.
Rodeado de recuerdos y recortes periodísticos que reseñan su carrera iniciada en 1946, a los nueve años, cuando comenzó a aprender el arte de cortar el pelo, Capetillo Santa Cruz recuerda haber atendido a gente como Carlos López Moctezuma ?el villano? de la época de oro del cine mexicano, Armando Calvo y Miguel Manzano, por cierto, ?cuñado? de ?Pepe el Toro?, interpretado por Infante.
Asimismo, a gente de la talla de Peter Ustinoff (Nerón en Quo Vadis) y al Rey Gustavo de Suecia, quien en sus andanzas por Mérida buscaba pasar de incógnito, pues quería pasearse a sus anchas como si fuera un humano cualquiera.
Recuerda que cuando Infante iba al negocio que heredó de su padre, lo hacía bien acompañado de bellas mujeres como Lilia Prado o Lilia del Valle, llegando también algunas veces solo, montado en su caballo, en su moto ?Harley Davidson?, o en un vehículo Ford, conocido entonces como Fotingo, con espacio para sólo dos pasajeros.
?Pedro no fue un tipo pesado o engreído, todo lo contrario, incluso generoso. Sería bueno que recalques allá en tu entrevista que contra lo que pudiera creerse, Pedro Infante no tomaba ni una gota de alcohol, ni siquiera cerveza?.
?Una vez mandó a pedir una charola con cervezas para los clientes que estaban aquí y personalmente las fue sirviendo, al final decía salud y se remojaba los labios con la espuma, nada más?, asienta el entrevistado mientras sus tijeras surcan con singular maestría el cráneo del primer cliente del día.
Capetillo de la Cruz dice ignorar cómo llegó Infante a Mérida, aunque supone que fue por medio de Julián Villarreal, gerente de TAMSA (Transportes Aéreos Mexicanos S.A.), en uno de cuyos aviones perdió la vida hace 48 años.