Reconocen autoridades que no será posible la salida del Ejército de la Coalición hasta que no se erradique el terrorismo
EFE
BAGDAD, IRAK.- El presidente interino de Irak, Ghazi Al Yawer, anunció ayer una eventual reducción de las tropas extranjeras para antes de fin de año, pero advirtió que sería “una insensatez” su salida inmediata.
Al Yawer se suma así al resto de líderes de la transición, que desde las elecciones han aludido también a una retirada total o parcial de la Coalición, en un guiño a los suníes para que participen en el nuevo proceso constituyente.
Pese al primer plazo que ha fijado, el presidente interino reconoció que el abandono definitivo de Irak de las fuerzas encabezadas por Estados Unidos (EU), no será posible hasta que “se erradique el terrorismo, se impermeabilicen las fronteras y se garantice la estabilidad política y la seguridad”.
También en esas condiciones coincidió con el jefe del Gobierno provisional, Iyad Allawi, el ministro de Interior, Falah al Naqib y el de Defensa, Hazem Al Shalan, quienes apelaron a esa salida militar en sus primeras declaraciones tras los comicios.
El último en incorporarse a ese discurso fue el comandante en jefe del nuevo Ejército, el general kurdo Baba Baker, quien fue aún más lejos y adelantó que en un plazo de “seis meses” habrá concluido la reconstrucción “de nuestras fuerzas de seguridad”.
“Para entonces quizá sea posible que las tropas de la Coalición se retiren de las ciudades aunque todavía no de todo territorio”, dijo ayer en rueda de prensa.
Como quienes le precedieron en anunciar calendarios más o menos vagos para la retirada de las tropas extranjeras, Al Yawer asimismo apeló en su primera aparición pública postelectoral a la “reconciliación” entre comunidades, la segunda línea maestra de la estrategia para seducir a los suníes.
“Los que quieren atizar la guerra civil vienen de fuera. Y yo les digo que no habrá guerra civil”, dijo el presidente interino.
“Y desafío a que alguien me diga si en siete mil años de historia ha habido una guerra entre musulmanes suníes y shiies” añadió, en un aparente lapsus que le hizo olvidar que el Islam no ha cumplido un milenio y medio de existencia.
“Ningún grupo tendrá mayoría absoluta en la nueva asamblea” se aventuró a continuación a predecir, sin precisar en qué basaba su aseveración cuando hasta dentro de una semana no se conocerán los resultados y aún se esperan datos fiables sobre la participación.
Según fuentes oficiales, un segundo recuento de los sufragios llegados de las provincias se ha iniciado en Bagdad tras el primero realizado en los propios centros de votación, pero la Comisión Electoral Independiente permanece muda desde que el mismo domingo anunciara una afluencia del 72 por ciento y luego la redujera al 60.
El trasfondo de tanta declaración confusa y a veces contradictoria no es otro que la necesidad de lograr a toda costa que la comunidad suní participe en la redacción de la nueva constitución pese a que su baja participación electoral no le permita estar presente en el Parlamento de manera tan mayoritaria como la shii y la kurda.
También en ese proceso hay coincidencia con los plazos profusamente adelantados para la salida de las tropas extranjeras, ya que, de acuerdo con el calendario previsto, la nueva Carta Magna debe ser sometida a referéndum antes de fin de año, cuando según Al Yawer comenzarán a salir las fuerzas de la Coalición.
Todo parece así indicar que la retirada de las tropas militares lideradas por Estados Unidos será la carta que los nuevos dirigentes shiies y kurdos pondrán encima de la mesa de negociación para conseguir que los suníes se adhieran al proceso constituyente, a cambio siempre de una condición ineludible; que los grupos rebeldes de esa comunidad abandonen definitivamente la violencia.