Por cientos se cuentan las enseñanzas.
En casi cinco años en el estudio del maestro Lourdes, aprendí a reflexionar lo que encierra la existencia y a descubrir la misión que nos trajo a la tierra.
Con cada grano de arena, se va formando el desierto.
Con cada minúscula aportación va naciendo la enseñanza y con ésta la cultura...
En una ocasión, el maestro Lourdes, me contó un trozo de la vida del general Obregón.
Por esa época vivió un matrimonio caritativo cuya mano siempre estaba tendida para aliviar las penas, el dolor y el hambre de sus vecinos. Su benevolencia protegía asilos, casas de menesterosos y estaban imbuidos en muchas obras de caridad. Cierta vez se encontró muerto uno de los allegados de Obregón. Éste enfurecido ordenó una exhaustiva investigación y que con rigor se castigara a los culpables.
Todo se aclaró y se supo que el crimen se había cometido al calor de las copas y en una casa de mala nota.
El general Obregón cuando supo que quienes fomentaban el vicio y la prostitución era el matrimonio generoso y ejemplar. Eran dueños de varios de estos centros y todo lo hacían calladamente.
Todo esto se filtró al pueblo y era un secreto a voces y en cierta ocasión que le preguntaron a Obregón por qué no había hecho justicia, con sorna contestó: El muerto pronto se olvidó y un cañonazo a tiempo, es capaz de ponernos a reflexionar y no acabar de pronto con los beneficios que nos brindan esos ?hermanos de la caridad...?.
En Matamoros en pasados años, existieron 20 cantinas por cada escuela.
Un presidente municipal pasado, lejos de disminuir el vicio, lo fomentaba vendiendo permisos para otros nuevos: A preguntas del porqué, decía que con lo recaudado de los cantineros se pagaba a los maestros y empleados municipales, pues las otras recaudaciones eran tan pocas que sería imposible sostener al erario...
TLALPAN D.F. AÑO 2004.