La Italia meridional... Ésta se envuelve en su eterno remanso de playas y colonias, entonando una canción como emblema de su eterna alegría.
En la encrucijada de todas las civilizaciones del Mediterráneo, asoma Sicilia, exaltada por los poetas clásicos desde el periodo en que la isla experimentó la influencia de las culturas del Egeo. Para los griegos, Sicilia fue una segunda patria y en ella resplandecieron los nombres Teócrito y Arquímedes. Tal parece que el tiempo no ha transcurrido y al detenerse se mezclan los hechos y la historia y el mismo paisaje se torna de pronto desolado para dar paso al violento mirador del Etna, que a más de tres mil metros de altura, vomita sus enormes lenguas de fuego, dominado una extensa región su bárbara y termina imagen a la vez de bella y hermosa visión.
Desde Taormina, enclavada en los cerros, se divisa en las noches el pico incandescente. En el invierno desde las columnatas del anfiteatro griego, la figura blanca del volcán, revela una inolvidable imagen que cambia y difunde una distinta belleza perturbadora.
El paisaje de Sicilia está configurado por la montaña. Las tierras, escasamente bañadas por el agua, abre sin embargo su entraña remota a las fuentes del oro negro y sus muchas torres dan una fácil vista a la prosperidad, un legado del destino.
El editado panorama se extiende desde los montes a los valles. Su riqueza aflora en sus grandes extensiones de olivos y viñedos, que se hermanan con las riquezas que en abundancia le regala el mar.
El vino es un santo y seña... Sin él no sería posible cualquier diálogo en ese clima eufórico y comunicante y lo encontrará en las ?trattoría? que son las hijas de las tabernas. Entre copa y copa, es como se puede discutir el más importante evento anual, que es el Concurso Nacional del Vino y en el que compiten más de 300 variedades de esta gloriosa bebida.
La gama es muy extensa y solamente mencionaremos los productos más conocidos en el mundo como son: El Lazio, además del Chianti y el Aleático suavemente aromático. Los blanco y los tintos de Mentada y Cárpena, ?armónicos y aterciopelados? tal y como en la etiqueta que pondera su confundible bouquet. Además hay que sumar el Moscato, de clásico perfume y sobre todo el famoso. También hay que agregar la bodega de Marmo, que produce un vino blanco ?con sabor a frutas lejanas? y otro de color rubí. (Los italianos son poetas y se las ingenian de mil manera para describir y señalar sus productos). No olvidemos el Grignolino y el Barbera de Asti. Ya lo dice la Biblia: ?Dad vino a los que están en amargura de corazón y volverán a la calma?. Y la fe de este mandato aquí se cumple al pie de la letra... Aunque no tengamos amarguras en este momento.
SICILIA, ITALIA AÑO 2004.
