La mujer honrada, la puerta cerrada.
La mujer lo hace, y el marido no lo sabe.
La mujer mala es como la falsa moneda que de mano en mano va y ninguno se la queda.
La mujer maluca abajo tiene el azúcar.
La mujer parlanchina es para el hombre prudente, como las arenas del mar a los pies del anciano.
La mujer que quiere a dos no es mala sino entendida, cuando una vela se apaga, la otra queda encendida.
La mujer que sabe latín, no la quiero para mí.