Espectáculos Miss Universo 2025 Miss Universo Christian Nodal Julión Álvarez

Regresa Jordi Mollá como el ave fenix

El director vuelve al cine español luego de estar una temporada en Estados Unidos

El País

MADRID, ESPAÑA.- Sigue tan inquieto, reflexivo y exigente como siempre. Jordi Mollá (Barcelona, 1968), actor, director, guionista, pintor, escritor y que últimamente trabaja más fuera que dentro de España, ha vuelto a casa para el estreno de Ausentes, un thriller psicológico de Daniel Calparsoro.

Ha viajado desde Italia, en un hueco del rodaje de El Mercader de Piedras, de Renzo Martinelli, con Harvey Keitel, país en el que también acaba de filmar Il Santo, la vida de San Antonio de Padua, dirigida por Antonello Belluco.

-¿Cuánto hace que no rodaba en España?

-Desde que dirigí mi película (No Somos Nadie) en 2002.

-¿No le ofrecían algo interesante, tenía otras ofertas o es que hay crisis?

-No le echo la culpa a una carencia de movimiento porque creo que no la hay. Desde mi película rodé Bad Boys II (Michael Bay), Las Maletas de Tulse Luper, segunda parte (Peter Greenaway), El Álamo (John Lee Hancock) y paré un año porque estaba saturado, habían sido diez meses sin parar y lejos de casa. Aunque, mientras, estuve preparando Cinemart, un videoarte que tendrá explotación en DVD. Y después rodé Ausentes. En esta película interpreta a un tipo inquietante, de los que pasan en un instante de una expresión cálida a dar miedo, de los personajes con los que usted parece disfrutar.

?Sí que me gustan, pero lo que más me atrajo de la historia es que con tan poco se pueda hacer tanto, como todo lo dramático, la tensión, el thriller estuvieran en conversaciones. Porque son cinco personas metidas en una urbanización que es como un sexto personaje, que puede existir o no, y todo gira a su alrededor. Y que se apoyará en los actores, que nosotros tuviéramos que sugerir hasta qué punto era cierto o no lo que estaba pasando.

?Pero no me aclara las razones por las que no rueda más aquí.

?Se debe, en parte, a casualidades. Por ejemplo, había un proyecto que me interesaba mucho pero ya me había comprometido con El Mercader de Piedras. Hubo otro guión que empezó gustándome mucho pero que luego...

-¿Siempre ha sido tan exigente?

-Es curioso, porque soy más exigente, y esto imagino que es recíproco, con los guiones españoles que con los de fuera. Y creo que los directores y el público de aquí me piden más que los de otros países. Quiero a mi cine. Me importa mucho más el mío que el de fuera, además hay muchos buenos directores con los que no he trabajado aún, pero no quiero hacer una película con cualquiera de ellos sin estar completamente convencido. Quiero a este cine y en él quiero conseguir lo máximo posible.

-¿El San Antonio que ha interpretado en Il Santo es al que se pide novio?

-Para mí a San Antonio de Padua se le pide de todo (se ríe). Y lo del novio sí, es verdad.

-¿Y tiene que ver con la imaginería católica tradicional?

-No, no, era un hombre muy revolucionario y de cultura que aplicó la religión. Era de una familia potente de Lisboa, lo dejó todo a los 12 años y murió a los 36 después de una vida tremenda de dolor y de no comer, siempre al servicio del pobre. El personaje lo construí con tres iconos: el sentido revolucionario del Che, la humildad de Ghandi y la inteligencia para trasmitir de Karol Wojtyla. Y al italiano le puse acento portugués y funcionó. Yo quería que se viera al hombre, no al santo.

-¿Le hubieran ofrecido hacer un santo en España?

-Sí, ¿por qué no? Estos santos son marcianos. Antes de rodar visité un convento de dominicos y les piden, no sé si son seis años de celibato antes de entrar y no salen nunca. Tienen una renuncia personal total. Y el caso es que en este rodaje han pasado cosas.

-¿Cree en las señales?

-Creo, pero algunas no sé si debo creérmelas porque me dan miedo. Desde lo más banal (he visto figurantes haciéndose la cruz cuando me veían) hasta cuando se filmó un milagro del santo en el que, entre otras cosas, el mar se agitó. Ese día yo no rodaba, pero me contaron que el mar hizo una cosa extraña. No quise ni hablar de eso. Pero como cuando no quieres ver algo la vida va a buscarte; un amigo mío rodó su muerte en la película y a la semana murió.

-¿Tiene usted fe?

-La fe en realidad es la conciencia del hombre. Yo creo en Dios como un estado de conciencia y en la muerte como un estado del alma.

-Su parte espiritual, ¿aumenta o disminuye con los años?

-Se va renovando, a veces parece que se termina pero se está regenerando. Esa vertiente no pertenece a ningún lugar concreto, me hace estar despierto pero no me considero espiritual. En mi modo de actuar hay un poco de todo, intento aprender de las situaciones.

-¿Sabe si para hacer Il Santo le llamaron por algún otro trabajo?

-Sí, por Bad Boys II. El director no me había visto en nada más.

-¿En serio?

-Quería un San Antonio muy agresivo. Fue a ver Bad Boys con su hija de 11 años y la niña le decía que cómo iba a ser ese hombre que mataba a tanta gente.

-Y con lo que le gustan a usted los saltos mortales?

-Un actor no debe trabajar en un terreno que ya conoce porque no hay tanto peligro. Y un actor, cualquier artista, debe estar en peligro. Ir a sitios en los que no sabes que vas a encontrar da pavor. Ya da miedo la responsabilidad de interpretar un papel conociendo al equipo y durmiendo en casa, pero sabes cómo son las claves. Con las de fuera todo son novedades, pero a mí me enriquecen y me hacen ser mejor persona, tal vez mejor actor, aunque nadie se dé cuenta. Yo lo sé.

-Imagine que no conecta con un director con quien trabaja, ¿se arregla con un ejercicio de voluntad?

-He aprendido tanto... sobre todo fuera. Michael Bay y yo, por ejemplo, tenemos muy poco que ver, pero me gusta estar al servicio de un director, de un personaje con el que igual no estoy de acuerdo, lo que es mucho más interesante. De otra manera me aburriría. Soy un intérprete y cada día estoy más convencido de esta palabra. Como un violinista, hoy toca a Vivaldi y mañana, una habanera; tiene que ponerle el mismo interés.

-¿Qué tal el rodaje de El Mercader de Piedras?

-Hay acción, política y una historia de amor desde el punto de vista de una víctima de un ataque terrorista, un periodista que luego se especializa en fundamentalismo islámico y da clases. En un viaje conoce a un mercader de piedras que planea un atentado. El periodista lo detecta pero nadie le cree, ni en Il Corriere de la Sera le publican nada, se impone la idea de que algunos asuntos tienen que permanecer en la sombra porque no hay que alterar más a la gente.

-Un tipo inquietante, un santo y una víctima del terrorismo ¿quién será el próximo?

-Hay un proyecto americano, Conquistador, de Arvin Brown, que se hará pronto. Es la lucha real de una pareja, español e inglesa con dos hijas discapacitadas, para que el Estado de Nueva York integrara a estas niñas y estudiara con los demás, sin marginarlas. Llegaron hasta Clinton. Están Patricia Clarkson, Chris Cooper, William Macy y Meryl Streep pondrá su voz.

-¿Falta mucho para que vuelva a dirigir?

-Falta poco. Dudaba entre tres historias y ahora se está perfilando una. Todavía no puedo contar más, sólo que ahora, como actor, sé bien lo que cuesta el trabajo de un director.

Leer más de Espectáculos

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Espectáculos

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 177112

elsiglo.mx