Con una familia que mantener, el joven sampetrino dice que no le queda de otra
EL SIGLO DE TORREÓN
SAN PEDRO, COAH.- Ante la falta de mejores oportunidades de empleo con salarios decorosos, muchos jóvenes deciden probar suerte emigrando al vecino país del norte, pese a los riesgos que esto implica por la proliferación de grupos racistas. Su esperanza es ganar dólares y regresar a su tierra como triunfadores.
Esto es el pensar no de pocos sino de muchos de los jóvenes adultos que tienen ya una responsabilidad de esposa e hijos y ven que los salarios que perciben no son suficientes para solventar los gastos más necesarios del hogar.
Año con año, son testigos del regreso de numerosos sampetrinos que han hecho vida en Estados Unidos y llegan a bordo de lujosos vehículos, producto de todos sus años de trabajo y sufrimiento en los campos de cultivo o encerrados por más de 16 horas en la cocina de algún restaurant, lavando platos.
Alberto Castellanos, a sus 24 años de edad, tiene esposa y tres pequeños hijos. Ha tenido muchos trabajos. En las pizcas, como repartidor de agua purificada, chofer de taxi, haciendo trabajos eventuales de albañilería, pero en ninguno de ellos percibe lo necesario para el sustento de su familia.
Desde muy joven quedó huérfano de padre y madre y su abuela materna se hizo cargo de él. Las carencias en el hogar lo obligaron a abandonar sus estudios cuando estaba por ingresar a la preparatoria y desde entonces se empleó en distintas labores.
Ahora, responsable de una familia y su abuela, tiene la esperanza de encontrar una mejor oportunidad de trabajo en Estados Unidos. Un compadre que lleva varios años allá, lo invitó a que se fuera con él.
?Sé que va a ser difícil, pero no me queda otra. Aquí nunca vamos a salir de pobres y sin embargo allá (en Estados Unidos), probaré suerte. Si no resulta, puedo regresar y empezar de nuevo, pero de veras pienso que sí lo lograré?, dice entusiasmado.
Con la niña mayor en primero de primaria y la otra que el año entrante ingresará a jardín de niños, los gastos se han disparado, a lo que se añaden los pañales del pequeño Alberto, que apenas si rebasa el año de edad.
Reflexivo Alberto comenta que por más ganas que pone en el empleo, nunca obtiene el ingreso suficiente para enfrentar los gastos familiares. ?Nunca falta alguna enfermedad o que se acabó el gas, que ya se venció la renta, que nos van a cortar la luz. Siempre se presenta algún imprevisto y tenemos que recurrir a empeñar las pocas cosas que tenemos?, dice.
?Mi compadre Rafa tiene ya varios años trabajando en El Monte, California y le va bien. Ya hasta tiene camioneta. Se fue desde muy joven (es más grande que Alberto) y a los cinco años regresó por la comadre y los niños. Ya todos tienen su residencia?, comenta.
?No podremos vérnoslas más duras. Si me quedo será la misma. Necesito un trabajo con mejor salario. Sé que allá no es fácil, sobre todo ahora con tanta gente que se pone a cazar ilegales, pero dice el dicho que: ?El que no arriesga, no gana?, comenta.
Alberto Castellanos señala que su compadre lo contactará a él y otros más con un ?pollero? que cobra barato y que es confiable. ?Nos pasará por Tijuana a San Isidro, California, donde nos estará esperando un camión que nos llevará a Los Ángeles. Allá le pagaremos?.
Pese a todas las recomendaciones de sus familiares, Alberto se muestra inflexible sobre la decisión que tomó, pues para él es la única salida de obtener algo mejor para sus seres queridos.
