En 1962, una máquina desgarró uno delos pies del señor Camacho Martínez
EL SIGLO DE TORREÓN
CD. LERDO, DGO.- Alberto Camacho Martínez dibuja como los ángeles. Así lo demuestran sus creaciones proyectadas en técnica de pirograbado.
Sus manos se vuelven incansables con el pincel, con el que igual traza rostros, figura humana y paisajes muy emotivos. Su gusto por este tipo de expresión artística siempre lo ha acompañado, desde pequeño supo que dedicaría gran parte de su vida a esta actividad.
Relata que su dedicación al arte empezó con más fuerza en 1964 cuando dejó de trabajar en la Jabonera La Esperanza ubicada en Gómez Palacio, Durango. Con tristeza comenta que en 1962, por accidente, una máquina le desgarró uno de sus pies.
La herida fue muy profunda y aunque se cuidó al extremo, le cayó la temible gangrena. Sin embargo, gracias a un milagro, llegó la cura esperada, pero ya no pudo continuar laborando en dicha empresa y decidió apoyar al entrenador de boxeo Sacramento Díaz, ya fallecido.
Relata que se empleó en esta labor, porque en 1950 fue boxeador y este deporte siempre le apasionó. Así fue que continuó su vida, mientras unas horas las dedicaba apoyando al extinto, otras más las pasaba haciendo bonitos dibujos.
En esta época conoció a Ángel Rivas del Campo, quien también murió. Fue su maestro de pintura y dibujo. También aprendió mucho de Mario Zaragoza y del maestro Poblador, quienes también tenían una gran trayectoria en la enseñanza de esta actividad artística.
En 1972 se fue a Los Ángeles, California para impartir un taller de pintura a un grupo de hispanos y en 1973, regresa a la Casa de la Cultura de Gómez Palacio dirigida en aquella época por Ernestina Gamboa, quien le otorga una beca para estudiar serigrafía y arte grabado en Aguascalientes.
Fue así que se convirtió en profesor de este arte en la misma institución cultural e incluso en 1974, viajó a la Ciudad de México donde ahí le ayudó mucho la Embajada de Japón gracias a las recomendaciones de la profesora Graciela Álvarez del Centro Cultural del Instituto Mexicano del Seguro Social.
Incluso, estuvo a punto de irse a Japón para perfeccionar sus conocimientos, pero prefirió casarse en esa época con la ahora su esposa, Gloria Pulido de Camacho. Fue en esta etapa de su vida cuando empieza a perfeccionar sus conocimientos en pirograbado y vidrio soplado para luego convertirse en maestro de esta disciplina en la Casa de la Cultura del municipio gomezpalatino.
En 1980 lo contrataron como rotulista en la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), donde al poco tiempo, sufrió un accidente donde se lesionó la columna vertebral ?se le zafó una vértebra y quedó paralítico-. Sin embargo, pese a los malos augurios y con el esfuerzo físico ?terapias-, logró ponerse en pie y caminar.
En este tiempo, se refugió más al dibujo y a la pintura y en 1980 fue cuando más exposiciones presentó a la sociedad lerdense. Aunque la vida de Alberto Camacho Martínez parece estar marcada por la enfermedad, ya que en 1990, le salió un absceso en el pie lastimado, pero gracias a una sesión de rehabilitación intensiva en el Centro de Rehabilitación y Educación Especial (CREE), ha salido adelante.
La enfermedad no lo ha vencido y continúa en pie llevando a cabo exposiciones y hace muchas otras actividades para sobrevivir, como vender semillas, pues la pensión que recibe de la Sagarpa no es suficiente.
Cuando le piden en una escuela un curso de pintura, dibujo o pirograbado nunca se niega, así que para aquellos laguneros que se interesen en este tiempo de manifestación artística, a Alberto se le puede encontrar en los siguientes números telefónicos: 7-25-13-51 (casa de un hermano) o si no al teléfono de la Presidencia lerdense.