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Nueva York, EU.- El presidente y director ejecutivo de Morgan Stanley, Phillip J Purcell, anunció ayer que dejará el cargo en cuanto se elija a un sucesor, después de meses de una ?guerra sucia? de sectores de la compañía en su contra.
Morgan Stanley es una de las firmas financieras más influyentes en Wall Street y los problemas de Purcell y otros ejecutivos, atrajeron el tipo de publicidad que nadie desea y que, según especialistas, amenazaba con comenzar a afectar sus números.
En una carta enviada a todos los empleados de la firma, Purcell, de 61 años de edad, indicó que su decisión obedece a la necesidad de detener el daño a Morgan Stanley, y los ataques a él y a otras personas de la empresa ?Es lo mejor que puedo hacer por ustedes, nuestros clientes y nuestros accionistas?, señaló el funcionario en la misiva dada a conocer ayer.
?Considero firmemente que los ataques son injustificados, pero desafortunadamente no hay señales de que vayan a terminar?, agregó el presidente.
Hace unas semanas, ocho ejecutivos líderes de la compañía, conocidos como los ?ocho gruñones?, se unieron a un grupo de inversionistas descontentos con el rumbo de la firma, para pedir la renuncia de Purcell.
Media docena de funcionarios de alto y medio nivel renunciaron a sus puestos a lo largo de los pasados dos meses, descontentos con la situación en la firma.
Desde que tomó las riendas de la compañía en 1997, Purcell sacudió la estructura administrativa con una serie de medidas poco convencionales, que le ganaron decenas de enemigos en las filas del conglomerado.
Poco después de su anuncio, la compañía indicó que ha instalado ya un Comité Especial para buscar y designar a un sucesor.
En seguida, las acciones de la compañía se dispararon en la bolsa. Ganaban 2.28 dólares o 4.8 por ciento, para situarse en 52.16 dolares, una hora después de abierto el mercado.
Purcell ganó el ano pasado 22 millones de dólares en salario, bonos y acciones, y como parte de su renuncia se espera que reciba al menos diez millones de dólares adicionales.