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RÍO DE JANEIRO, BRASIL.- Tras la salida de José Dirceu del Gobierno, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva se prepara ahora para reorganizar su gabinete y orientarlo hacia una decisión que debe tomar en los próximos meses: si será o no candidato a la reelección para un nuevo periodo presidencial.
La salida de Dirceu fue una medida de la magnitud de la crisis que ha calado en el Gobierno de Lula, quien llegó al Gobierno como un firme abanderado de los cambios sociales y de la ética en el comportamiento político.
El jueves, Lula insinuó por primera vez que las metas de su Gobierno están por encima de objetivos personales. “Sería una pequeñez pensar sólo en una elección”, dijo al hablar sobre un programa de viviendas populares y subrayar que “sólo se consigue pensar en grande cuando uno se despoja de intereses personales”.
En los últimos meses, el Gobierno parecía trabajar con la mirada puesta en las elecciones de 2006 y la candidatura de Luiz Inácio Lula da Silva a la reelección era dada por cierta.
Dirceu salió el jueves abrumado por denuncias que lo implican en un vasto y millonario esquema de corrupción con el cual el Partido de los Trabajadores (PT), que Lula, él y otros dirigentes fundaron hace 25 años, compraba lealtades de otras organizaciones políticas para asegurarse la mayoría en el Congreso.
El presidente Lula había dicho que estaba dispuesto a “cortar en mi propia carne, si fuera necesario” para acabar con la corrupción.
Dirceu dijo que en el Congreso reasumiría su defensa, la de su partido y del Gobierno y que demostraría que su conducta fue honesta.
La salida de Dirceu también contribuyó a fortalecer al ministro de Finanzas Antonio Palocci, cuya política austera es vista como responsable de la estabilidad alcanzada por la economía brasileña. Con esa percepción, los mercados financieros reaccionaron favorablemente y durante la primera parte de la jornada de ayer operaban en alza.
