El 80 por ciento de las personas que acuden al Servicio Estatal de Empleo cuentan con una escolaridad de secundaria y bachillerato, mientras que los profesionistas significan un diez por ciento.
Cada día esta dependencia recibe entre sus dos sedes ubicadas tanto en la capital del estado como en Gómez Palacio un aproximado de 250 y 300 desempleados que quieren participar en algunos de sus programas, conforme a lo declarado por Benjamín Ávila Guzmán, director de la dependencia.
Pero el porcentaje citado con anterioridad no implica que aquéllos que cuentan con una carrera profesional tengan un trabajo, sino que optan por otros medios por hacerse de una fuente de ingresos, tales como las bolsas de trabajo de las cámaras empresariales.
?Tenemos concurrencia de profesionistas y logramos colocar también, pero a veces prefieren otras vías como a través de la amistad, del compañerismo o de las cámaras de trabajo, aunque ellos cobran por los servicios que prestan, es parte de su actividad de negocios?, pormenoriza.
Es innegable que el volumen de empleos se da en el nivel de operarios, de empleados de negocios, puestos que no busca una persona con título profesional. ?Ellos buscan puestos de ejecutivos, puestos de confianza de cierto nivel y no hay los suficientes, aunque, en realidad, de ninguno hay los suficientes?, agrega.
Dentro de los solicitantes sobresalen los jóvenes entre los 22 y 25 años. Los mayores de 40 años de edad tienen muchas dificultades para encontrar un empleo.
Ávila Guzmán puntualiza que un 50 por ciento de la gente que participa en su bolsa de trabajo encuentra una ocupación, ya que las vacantes dependen de los espacios que brinden los empresarios. ?Según nuestros cálculos, de alrededor de ocho mil empleos formales que se han creado, hemos logrado el 50 por ciento en colocación?, pormenoriza.
El entrevistado observa un incremento considerable de madres solteras que buscan empleo, así como de mujeres divorciadas; sin embargo, no tienen un dato estadístico al respecto.
Reconoce que en varios establecimientos hay prácticas discriminatorias en contra del sexo femenino, situación que embrolla aún más la tarea de las duranguenses que quieren obtener recursos para el sustento de su familia.
?La discriminación se da y aunque no sea aceptable es comprensible. Una empresa no es una madre de la caridad ni está para eso, son negocios que deben dar utilidades y tener rendimiento. Nosotros comprendemos esas circunstancias?, opina.
?En un mercado en donde los buscadores de empleo están en desventaja, lógicamente el empresario pone sus condiciones de edad, de escolaridad, a veces hasta de estatura; entonces, ellos son los que dicen cómo quieren a su gente?, indica, para luego pronunciar que son las maquiladoras textiles quienes en su mayoría requieren de los servicios de las mujeres.
A partir de 1995, la tasa de desempleo abierto en la entidad ha seguido la misma tendencia a la baja que la tasa nacional, aunque siempre se ha mantenido ligeramente por arriba de ésta. En el año 2000 alcanzó su punto más bajo con 2.3 pero durante el 2003, este indicador repuntó ligeramente, alcanzando el 3.6 por ciento por encima del promedio nacional.
El estado tiene un porcentaje de personas que se dedican a las actividades agropecuarias mayor que el resto del país y en las cuales el 45 por ciento de la población ocupada no percibe ingresos en efectivo o éstos son inferiores a medio salario mínimo.
Por lo que se refiere a la participación porcentual en el PIB estatal, el primer lugar lo ocupan los servicios comunales, sociales, personales, así como la industria manufacturera, ambos con un 19 por ciento. En segundo lugar se ubican los comercios, restaurantes, hoteles que aportan el 17 por ciento. En tercer lugar están los sectores agropecuario, forestal y pesca, con el 15 por ciento.
