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Réquiem para Alfredo Batarse Charur

DR. LEONEL RODRÍGUEZ R.

RÉQUIEM PARA UN GRAN PROFESIONISTA Y EXCEPCIONAL SER HUMANO

?AL FINAL DE LA JORNADA NADA MENOS DE LLEVAR; SIN EMBARGO UN GRAN LEGADO PODEMOS DEJAR?.

Alfredo Batarse Charur fue uno de los más entusiastas promotores para la creación de la Escuela de Medicina en esta ciudad allá por el año de 1957, al fundarse en el Estado la Universidad de Coahuila y cuando Torreón celebraba el 50 aniversario de haber sido elevada al rango de ciudad, no por algo el primer rector de la misma, Salvador González Lobo, le extiende al Dr. Batarse el 17 de febrero de 1960 constancia que lo acreditaba como segundo vocal del Comité Pro Escuela de Medicina, misma que inicia sus cursos el día 26 de octubre de 1957 en la Escuela Alfonso Rodríguez durante dos meses y de allí se trasladan a unas aulas del Hospital Civil..., pero..., retrocedamos en el tiempo..., retrocedamos en los recuerdos...

Alfredo Batarse Charur, originario de Matamoros de La Laguna, culmina la instrucción primaria en el Instituto de La Laguna allá por el año de 1944, la instrucción secundaria y preparatoria en la Escuela Federal Nocturna de Torreón entre los años de 1951 y 1956, obteniendo el bachillerato en ciencias biológicas y de ingeniería.

En octubre de 1957 forma parte del primer grupo que se inicia en la Escuela de Medicina, ante un cúmulo de críticas y malos augurios, pues se consideraba que la ciudad de Torreón no estaba preparada para tener una escuela profesional; sin embargo, seis años después un grupo nutrido de jóvenes médicos culminan sus estudios académicos y se preparan para iniciar el internado Rotatorio de Pre-grado y es así como el día uno de julio de 1963 Alfredo Batarse Charur, quien había obtenido un promedio general de 8.97, así como Margarita Mendoza Hernández, Roberto Woo Fong, Martha Borrego Borrego y Víctor Manuel Gómez Contreras inician este período de entrenamiento intra hospitalario en el hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social que por aquellos años tenía sus instalaciones en lo que actualmente es el Hospital Universitario.

Un año después, ya separado este unido grupo, que para gloria e historia de la ahora Facultad de Medicina aún tenemos el gusto de saludar esporádicamente, se van a diferentes lugares del Estado para cumplir con el Servicio Social, al Dr. Batarse le asignan dicha tarea en el ejido Piloto Ganadero de Santa María, municipio de San Juan de Sabinas, en donde permanece del uno de agosto de 1964 al 31 de enero de 1965, durante su estancia en la región carbonífera se le asigna un aposento en el Hospital de Neumología de la S.S.A. con sede en Nueva Rosita, Coah. Estando en esta población minera, el Dr. Batarse se involucra en la enseñanza participando como maestro en la Escuela de Enfermería Dr. Alfonso R. Riddle y colaborando en actividades académicas. Fue precisamente en el Hospital Asarco, que asesorado por el Dr. Juan Francisco Jiménez prepara su tesis recepcional a la cual tituló Colangiografía Trans Hepática Percutánea, con la cual presenta un excelente examen profesional el día 30 de mayo de 1965, al igual que Margarita Mendoza Hernández y Roberto Woo Fong, siendo precedidos solamente por el Dr. Carlos Olivier Romero, quien fue el primero en presentar dicho examen en la historia de la ahora Facultad de Medicina.

Poco tiempo después se traslada a la Ciudad de México en donde cursa la especialidad de Hematología en el Hospital de Nutrición, regresando a su amada ciudad y a su querida Alma Mater a principios de los años 70 para hacerse cargo de la cátedra de hematología en el cuarto grado de la carrera y jefe de enseñanza, la cual imparte por más de tres décadas, jubilándose de dicha actividad docente el siete de enero del año 2002.

Tuve el gusto de conocer al Dr. Alfredo Batarse Charur desde su estancia en Nueva Rosita y no sólo conocerlo, sino tratarlo, entablando una buena amistad, fue precisamente por él que conocí también de Torreón..., conocí de su Escuela de Medicina y más tarde presumir de que era mi maestro de hematología y posteriormente mi jefe de enseñanza en la residencia de la especialidad que realicé en el Hospital Universitario hace más de 25 años.

Tenía el gusto de saludarlo esporádicamente y trasmitirle los saludos que le enviaban desde Nueva Rosita muchos de sus colegas y donde tan gratos recuerdos había dejado.

El día 27 de enero mi querido amigo..., mi querido maestro..., mi respetado colega emprendió el viaje sin retorno, sin embargo y como dijera el sacerdote oficiante en la misa que se le ofreció ese día por la mañana: ?Al marcharnos nada nos llevamos, pero si podemos dejar una gran huella? y el Dr. Batarse en su familia..., en sus pacientes..., en sus colegas y en sus amigos dejó un cúmulo de gratos e inolvidables recuerdos que harán que su memoria siempre esté presente en todos y cada uno de nosotros.

El Dr. Batarse, al igual que sus colegas Abelardo Cervantes Ávila, Graciela García Arteaga, Rodolfo González Reyes y Mario Prieto, de un grupo de 15 egresados de la primera generación (1957-1963), ya han emprendido la partida, no obstante hicieron historia en la Facultad de Medicina y en la medicina misma, en esta ciudad.

Descanse en paz, tan distinguido médico.

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