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Rescatan patrimonio religioso

AGENCIAS

SAN BALTAZAR YATZACHI, OAX.- En febrero de 1997, a tres días de haber comenzado la fiesta de las Carnestolendas, un cohete se introdujo en la nave del Templo de San Baltazar, golpeó en el retablo de madera del Altar Mayor y lo incendió.

Minutos después, el aire arremolinado trasladó cenizas en ascua al coro, provocando allí otra quemazón que destruyó un órgano de fuelle del siglo XIX, mobiliario eclesial muy antiguo y varios santos de madera estofada de los siglos XVII y XVIII.

Nada pudieron hacer los pocos feligreses que había en el templo, ni los 200 habitantes del pueblo convocados de inmediato a tañidos de campanario, porque eran las 4:00 de la mañana y a esa hora ?quien no estaba dormido, andaba festejando las primicias del Carnaval?.

El maestro Geniciano Conde Guzmán comentó que la catástrofe habría sido mayor -bancas, púlpito, muros y paredes quedaron semiquemados y tiznados- si no hubiera ocurrido un hecho que bien puede entenderse como milagro.

?De todas las esculturas que teníamos, sólo dos se salvaron: una de Cristo y otra de San Baltazar, el patrono del pueblo. Estoy seguro que los dos procuraron que algo nos quedara de la iglesia para sentirnos confortados?, añadió el profesor Conde Guzmán.

El Templo de San Baltazar Yatzachi El Bajo -pueblo gemelo de San Baltazar Yatzachi El Alto, el cual está 100 metros más arriba y a cuatro kilómetros de distancia sobre una de las grandes montañas de la Sierra Norte de Oaxaca- es un edificio barroco construido por frailes dominicos en los siglos XVII y XVIII.

De acuerdo con arquitectos de la Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural y del Fondo de Apoyo a Comunidades para la Restauración de Monumentos y Bienes Muebles de Propiedad Federal del Conaculta (Foremoba), quienes ahora se encargan de restaurarlo, la iglesia baltazariana tiene una de las expresiones panorámicas más bellas de Oaxaca, toda vez que está asentada sobre un pequeño llano montañés a dos mil 300 metros sobre el nivel del mar en medio de altos picos poblados de coníferas.

El edificio dominico, con una superficie no mayor a los 500 metros cuadrados, se ofrece a la vista como una pequeña catedral de estilo encastillado con altos muros de cantera blanca y verde, piedras de basalto y ladrillos; dos torres-campanario bajas, dos portadas (una frontal y otra lateral) con columnas salomónicas o trenzadas y dos cúpulas de pinta externa en almagro, una de ellas colocada sobre el coro.

Además de su imponente vista externa, advertida a muchos kilómetros de distancia desde otras montañas y otros pueblos, el Templo de San Baltazar posee otras riquezas arquitectónicas poco comunes en la región, entre ellas una cubierta de artesonado elaborada con siete capas de solera.

Esta techumbre centenaria -tiene por lo menos 350 años- ha soportado los fuertes sismos que frecuentemente azotan el territorio de Oaxaca, incluidos los de 1980, 1992 y 1999. El de principios de los 90 logró abrirle una grieta de casi cinco centímetros de ancho y cinco metros de largo en la cúpula mayor.

La grave herida, sin embargo, fue subsanada con arduas labores de restauración realizadas en cinco etapas entre 1994 y 1996, permitiéndole al templo y a sus feligreses superar la difícil temporada de lluvias y granizadas que el huracán Paulina causó en 1999 en Oaxaca, Guerrero y Chiapas.

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