El cometa, impactado recientemente por el Deep Impact, contiene intacto material procedente de su formación, hace 4 mil 500 millones de años.
Madrid, (EFE).- El cometa Tempel 1, contra el que se estrelló para su examen el pasado 4 de julio la misión Deep Impact, ha preservado en su interior material originario procedente de su formación hace 4 mil 500 millones de años.
Esta es una de las principales conclusiones del especial dedicado a la misión que publica mañana la revista Science, y que cuenta con dos artículos en los que ha participado un equipo español dirigido por la investigadora Luisa María Lara.
En declaraciones, Lara, del Instituto de Astrofísica de Andalucía, explicó que, debido al rápido proceso de enfriamiento que acontece en el cometa, se ha descubierto que el calor no penetra en sus capas interiores, por lo que Tempel 1 conserva intacto material procedente de su formación, hace 4 mil 500 millones de años.
Además, la misión ha ofrecido por primera vez imágenes de cráteres reales de un cometa, provocados por el impacto de meteoritos, así como de zonas planas elevadas, como "pequeñas mesetas".
Según Lara, los científicos tienen todavía que descubrir cómo un cometa de estructura "muy porosa" y "prácticamente vacío" ha podido desarrollar esta actividad geológica propia de cortezas duras.
También han descubierto arcillas y material orgánico, con moléculas de carbono, nitrógeno e hidrógeno, en la composición del polvo cometario, materiales que necesitan agua para su formación.
Esta amalgama en la composición de materiales del núcleo del cometa hace pensar que se mantuvo durante un tiempo próximo a lugares donde era posible la existencia de agua líquida y que posteriormente emigró a distancias más lejanas al Sol, donde incorporó hielo, explicó Lara.
El equipo español ha colaborado en la misión a través del estudio de las imágenes enviadas por la sonda Rosetta de la Agencia Europea del Espacio (ESA) y la campaña de observaciones mediante telescopios terrestres.
En concreto, utilizaron los observatorios de Calar Alto (España), con observaciones entre el 5 de enero y el 14 de julio, y el de La Silla (Chile), entre el 16 de julio y el 18 de agosto.
Secretos
Por un lado, a través de las fotografías ofrecidas por Rosetta, el equipo español ha observado que durante los primeros 200 segundos después del impacto, los granos de polvo expulsados por el cometa sufrieron un proceso de fragmentación, rompiéndose en granos más pequeños.
Según Lara, en la explosión se dispersó gran cantidad de granos de polvo pequeño, "muy parecido al polvo de talco", aunque por los datos de la cámara Osiris, que muestran una distribución de granos de polvo muy ancha, existe también una cantidad no despreciable de partículas de polvo grandes.
Osiris apuntó hacia el cometa Tempel 1 entre el 29 de junio y el 15 de julio y envió imágenes "de gran valor" a una distancia de 80 millones de kilómetros y con una resolución de mil 500 kilómetros por píxel.
Además, gracias a las 110 noches de observaciones ópticas, el equipo español ha podido identificar aumentos de factor de entre 1.5 y 5 en la producción de gas y de factor 2 en la producción de polvo tras el impacto.
Es la primera vez en la historia de la ciencia que se conoce con gran detalle el mapa de temperaturas de la superficie de un cometa, lo que a su vez indica en qué forma el hielo y el polvo están mezclados a nivel superficial, explicó la investigadora del CSIC.